Una cruda dependencia
Rusia crece un 6,4% e intenta desligarse de la influencia del petróleo
La economía rusa mantiene su favorable ritmo de crecimiento gracias a un modelo basado en la exportación de petróleo, una favorable política cambiaria y el recorte de impuestos. Sin embargo, organismos internacionales creen que el aumento del control del Estado sobre el sector privado ha generado una ralentización de las inversiones extranjeras en el país.
La acumulación bruta de inversión deberá aumentar desde el 20,6% del PIB en 2004 hasta el 26,8% en 2008 y hasta el 28,7% en 2015
El 34,6% de las exportaciones en 2005 corresponden al crudo, frente al 32% de 2004. El petróleo supone el 54% de las ventas energéticas
Rusia ha aumentado su PIB un 6,4% durante el año pasado, una cifra que se encuentra por debajo del 7,1% registrado en 2004 y del 7,3% de 2003. Estas cifras, que superan los registros del resto de los países industrializados, son vistas por los analistas como el primer síntoma de un modelo que comienza a agotarse. El crecimiento anualizado del país euroasiático fue de 4,4% durante enero de este año, mientras que en los últimos cinco años registró un total acumulado de 34,7%,
Después de la dura reconversión industrial y la ola de controvertidas privatizaciones que se realizaron tras la caída de la Unión Soviética, el país ha centrado su crecimiento en las exportaciones de petróleo. Un modelo que se ha visto favorecido por los elevados precios del crudo -58 dólares el barril en promedio- y la condición de país no OPEP. Con libertad de producción, el país se ha convertido en el segundo exportador mundial de crudo.
Tasa sostenible
Esta favorable coyuntura no ha hecho más que aumentar la dependencia de la economía rusa del petróleo. En 2005, el 34,6% de las exportaciones rusas corresponden a las ventas de crudo frente al 32% del año pasado, mientras que el 54,1% de los envíos de agentes energéticos han estado representados por el petróleo. En 2005, la producción de crudo de Rusia aumento un 2,2%, mientras que las exportaciones cayeron un 2% y las ventas domésticas crecieron un 6,2%.
El propio viceministro de Desarrollo Económico y Comercio de Rusia, Andrey Sharonov, ha reconocido que la actual estructura de la economía rusa impide alcanzar una tasa sostenible del crecimiento del PIB por encima del 4%-5% anual, incluso si se mantienen los elevados precios mundiales del petróleo. Según sus pronósticos, las exportaciones de Rusia se irán desacelerando y pasarán de un incremento anual del 11%, que se registró en el periodo de 2002-2004, a un 5%.
Los otros dos pilares del crecimiento ruso son la favorable cotización de la moneda local, el rublo, que permite rentabilizar las exportaciones y el recorte de la presión fiscal para aumentar los incentivos para invertir. Las cifras oficiales señalan que este indicador bajó del 31,3% del PIB en 2004 hasta 29,5% en 2005. Rusia reconoce que no puede seguir dependiendo de este modelo y apuesta por emprender reformas institucionales y elevar el nivel de calificación de su capital humano. La idea es convertir las inversiones extranjeras en el pilar del desarrollo.
Control estatal
Las cifras estatales señalan que la acumulación bruta de inversión deberá aumentar de un 20,6% del PIB en 2004 a un 26,8% en 2008 y un 28,7% en 2015. Diferente opinión tienen los expertos del FMI, que han señalado que el aumento del control estatal sobre el sector privado y la industria petrolera ha generado incertidumbre en el inversor extranjero, que ha pospuesto sus planes. Esta situación, a juicio del FMI, se ha agravado debido a las exageradas tasas tributarias que se aplican sobre el sector petrolero. No obstante, el FMI es optimista y cree que las reformas estructurales se podrán comenzar a desarrollar gracias al superávit que logró el presupuesto ruso debido a los altos precios del petróleo. El informe del FMI de septiembre del año pasado pronosticó un crecimiento de 5,5% para la economía rusa, un punto menos que lo registrado finalmente.
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