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LA NUESTRA
Columna
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María Paloma

En un informativo de Canal Sur TV se informó a principios de semana que en un pueblo de Sevilla, Palomares del Río, los vecinos habían protagonizado una telenovela, María Paloma. La Pasión de Palomares. La curiosidad me ha llevado a encontrar una información que merecía un tratamiento algo más detenido que el de la simpatía por esta pequeña gesta vecinal. Resulta que María Paloma tiene, en efecto, una trama amorosa ("la historia de amor de un emigrante que regresa al pueblo desde Alemania y se reencuentra con María Paloma") que en realidad sirve para "introducir otros temas de interés, como son la integración, la violencia de género, el tráfico, la especulación urbanística en el Aljarafe, la problemática de la juventud, etc" (copio de la web de Canal Sur). Claro: la telenovela es una iniciativa del equipo de Participación Ciudadana del PGOU del Ayuntamiento: cuatro capítulos de veinte minutos que se emiten esta semana en el canal local Palomares TV.

Sigo buscando información y encuentro que en el mismo pueblo se puso en marcha en octubre del año pasado una Universidad Libre para la Construcción Colectiva (Unilco), que quiere retomar nada menos que "la tradición de las Universidades Populares que surgieron en la II República, de las Escuelas Modernas de la tradición anarquista y de las Universidades Libres de mayo del 68" (www.palomaresdelrio.es/unilco/). Las actividades se inauguraron con la proyección de la película En construcción de José Luis Guerín. La Unilco ha colaborado en la producción de María Paloma, e imagino que no será ajena al propósito de que tras el visionado de los cuatro capítulos "los ciudadanos de Palomares aporten ideas para mejorar el municipio a través de la serie de debates que se irán manteniendo". Y salvo estas dos cosas, si usted teclea el nombre del pueblo en un buscador lo que le vendrá encima será una cascada de ofertas inmobiliarias: parece que el pueblo lo están alicatando hasta el mismísimo cielo.

Voy a hacer lo posible por saber algo del resultado de la experiencia, sobre todo porque quiero comprobar en qué medida son accesibles los contenidos de la infinidad de estaciones de radio y televisión locales, concretamente las de titularidad pública. Sobre el mapa, son una serie de puntos sin conexión entre ellos, espejos vueltos -en principio- sobre su propia realidad pero que pueden funcionar en dos sentidos: o bien esas emisiones tienen un carácter institucional (que puede ser de servicio público, pero también de uso propagandístico por parte de la institución correspondiente), o bien pueden funcionar como una forma de dar a los ciudadanos otras oportunidades de manifestar su opinión sobre los asuntos comunes. No creo necesario subrayar lo mucho que podríamos ganar todos si esos medios técnicos estuvieran realmente al alcance de un uso público: para empezar, la sofocación de la opinión pública bajo la presión de los grandes medios podría encontrar un cierto alivio.

¿Imaginan a los ciudadanos de Marbella haciendo una telenovela en la mansión de la alcaldesa Yagüe? ¿O a los de Carboneras recorriendo los pasillos en construcción del hotel de El Algarrobico? Naturalmente, con una trama amorosa de fondo.

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