Trilogía jerezana
Es lo que tiene Jerez, un cultivo casi extensivo de soleares, siguiriyas y bulerías que algunos entienden como limitación, pero que es de un valor indudable. También una gran escuela de guitarra flamenca de la que Moraíto es un eslabón en la cumbre. No es que el tocaor, acaparado por su faceta de acompañamiento, haya dedicado mucho tiempo a la de concierto, pero cuando decide tomárselo en serio, hace de ello un ejercicio imponente, como el de la noche del martes en el festival de su ciudad. La extensa nómina de acompañantes podía llamar al equívoco, pero no, el guitarrista no se escondió y, apenas calentados los motores con una bulería, se entregó en solitario a una siguiriya suntuosa, plena de fuerza y sentimiento. ¡Qué sonido! Luego atacó la soleá con las mismas armas, y completó la trilogía con otro tema por bulerías. Faena completa. Y, como estaba en su noche, la misma impronta reinó hasta los tangos de Rocayisa con los que concluyó.
X Festival de Jerez
Compañía Flamenca El Güito, La Soleá. Eduardo Serrano, El Güito, cuerpo de baile, cante y guitarras. Moraíto en Concierto, con Pepe del Morao, la Filarmoney de Santiago, Bernardo Parrilla y otros. Teatro Villamarta. Jerez, 7 de marzo.
La primera parte de la gala de esa noche la ocupó la compañía de El Güito. La figura de Eduardo Serrano es incontestable, y la construcción de su baile por soleá se sabe que es canónica; si no fuera porque a estas alturas ya no ofrece ninguna novedad. También dibujó una clásica farruca. Verlo siempre compensa, a pesar de que su baile templado se hiciera esperar y fuera, además, precedido del de una compañía en la que sólo las hechuras de María Paz Lucena merecieron la atención.
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