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Cientos de miles de franceses protestan contra la reforma laboral de Villepin

El Gobierno reitera su decisión de mantener el llamado "contrato de primer empleo"

Cientos de miles de personas salieron ayer a la calle en toda Francia en protesta contra la tímida reforma laboral que intenta llevar a cabo el Gobierno de Dominique de Villepin. Los sindicatos, que se habían marcado la cifra de medio millón como objetivo (hace un mes fueron entre 200.000 y 400.000 los manifestantes), aseguraban que más de un millón de franceses secundaron la convocatoria. La policía dejaba la cifra en 400.000. Los transportes públicos casi no se vieron afectados. La protesta tampoco tuvo una gran incidencia en el sector público.

Mientras se desarrollaba la manifestación de París, en la Asamblea Nacional Villepin insistía en que mantendrá su reforma, concretamente el llamado "contrato de primer empleo" (CPE, en sus siglas en francés) destinado a los jóvenes menores de 26 años, que prevé un periodo de prueba de dos años durante los que se permite el despido sin justificación alguna.

Francia padece un desempleo estructural que se mueve en torno al 10% desde hace años. En junio de 2005 llegó al 10,2%, la media del año pasado fue de un 9,8% y en estos momentos ha bajado al 9,6%. Sin embargo, entre los jóvenes menores de 25 años la cifra sube hasta un 22,7%, y en las barriadas periféricas menos favorecidas de las grandes ciudades alcanza el 36% entre los hombres y el 40% entre las mujeres, lo que explicaría, en parte, la rebelión del otoño pasado.

El Gobierno intenta flexibilizar un mercado laboral extremadamente rígido, pero choca con la oposición frontal de los sindicatos, una opinión pública muy reticente y el hecho de que, a un año de las elecciones, la oposición ha encontrado en este asunto un elemento para desgastar al Ejecutivo conservador. Una encuesta del periódico económico Les Echos fijaba en un 65% el apoyo a las movilizaciones de ayer. Villepin, sin embargo, está decidido a sacar adelante esta tímida reforma -nada que ver con una revisión del modelo laboral- y para ello ha forzado su paso parlamentario utilizando el expeditivo sistema del decreto ley, cerrando un debate que la oposición quería alargar lo máximo posible.

Esta actitud del Gobierno ha sido un factor determinante del rechazo que la reforma despierta en el movimiento sindical, que se siente marginado. Ayer, el secretario general de la CFDT, François Chéreque, lo dejó bien claro. Ha sido el primer ministro quien "ha elegido el diálogo social en la calle", dijo. Mañana está prevista la aprobación definitiva del texto legal en la Asamblea Nacional.

Según Villepin, el CPE es sólo una herramienta más del dispositivo puesto en marcha por su Gobierno para reducir el desempleo entre los jóvenes, que incluye un ambicioso programa de alternancia de formación en los centros educativos con trabajo en las empresas y otras medidas.

En París, bajo una lluvia insistente, desfilaron decenas de miles de personas -200.000 según los organizadores- entre la plaza de la República y la de la Nación. En cabeza se encontraban los principales dirigentes sindicales y de los partidos de la oposición. El baile de cifras era notorio. En Marsella, por ejemplo, oscilaba entre los 10.000 y los 100.000 manifestantes; en Burdeos entre 16.000 y 50.000; en Grenoble, entre 6.800 y 20.000 y en Nantes, donde la policía se vio obligada a intervenir, 14.000 personas. Junto a las manifestaciones, tres sindicatos sectoriales convocaron huelga, pero la ciudadanía, a diferencia de otras jornadas de protesta similares, no sufrió las consecuencias.

El sector educativo, que dentro del sector público acostumbra a secundar masivamente este tipo de convocatorias, tampoco siguió mayoritariamente la consigna de huelga.

Los manifestantes lanzan gritos contra la reforma laboral del Gobierno de Villepin ayer en París.
Los manifestantes lanzan gritos contra la reforma laboral del Gobierno de Villepin ayer en París.ASSOCIATED PRESS

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