El Ejecutivo mantiene la esperanza de que ETA abandone las armas
El Gobierno hace ya dos semanas que tomó la decisión de evitar hablar de Batasuna y de ETA hasta que la banda armada dé el paso de anunciar el cese de la violencia, una expectativa que los portavoces del Ejecutivo y propio presidente José Luis Rodríguez Zapatero mantienen en su integridad, pese a los últimos acontecimientos, pero a la que ya no quieren referirse en público.
El Ejecutivo, además de considerar que la pública reiteración de expectativas sobre el final de la violencia tropieza, de modo creciente, con el escepticismo de la opinión pública, cree que también perjudica a la apertura del propio proceso de paz por los efectos que tiene en el ámbito de ETA. De ahí que Zapatero exigiera a sus colaboradores hace ya dos Consejos de Ministros y en la anterior Ejecutiva Federal del PSOE que dejaran de hablar de las expectativas de paz en Euskadi.
Mientras ETA no anuncie el cese de la violencia, de cuya fecha nadie sabe nada con certeza -lo más que se dice es que los últimos acontecimientos pueden retrasar la decisión-, el Gobierno mantendrá, como siempre, su presión policial, judicial e internacional sobre la banda. También seguirá presionando sobre la ilegalizada Batasuna para que se cumpla la ley.
La posición la marcó ayer con claridad el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda: "No hay novedades en política antiterrorista. El Gobierno sigue buscando y deseando que nos encontremos en una situación distinta cuando de verdad cese la violencia. Pero mientras tanto, no dejaremos de perseguir etarras y de ponerlos a disposición de los jueces para que cumplan íntegramente sus condenas".
Huelga irresponsable
PNV y EA coincidieron ayer en criticar con dureza y desmarcarse de la convocatoria de huelga general realizada por la ilegalizada Batasuna y otras organizaciones de la izquierda abertzale en respuesta a las muertes de dos presos etarras. Consideran que esta iniciativa es irresponsable e inadecuada en el actual momento político porque genera más tensión entre los partidos políticos. El sindicato ELA también anunció que no secundará la jornada de huelga.
El portavoz del PNV, Iñigo Urkullu, aseguró que constituye una irresponsabilidad la convocatoria de una huelga "utilizando el dolor de los familiares y el sufrimiento que generan las muertes
[de los presos etarras] con el riesgo de suscitar enfrentamientos entre las formaciones políticas necesitadas más que nunca del diálogo". EA, por boca de su secretario general, Unai Ziarreta, consideró "inadecuada" la convocatoria porque sólo servirá para incrementar la crispación y la tensión.
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