Campaña a la italiana
La campaña de las elecciones generales italianas, prevista para los próximos 9 y 10 de abril, pasó ayer fugazmente por Barcelona. Cuatro candidatos a una denominada circunscripción exterior, que trata por primera vez en la historia de dotar de representación directa a los inmigrantes italianos desperdigados por todo el mundo, se presentaron públicamente en un acto celebrado en la sede central del Partit del Socialistes de Catalunya, PSC. Desde los sótanos de la calle de Nicaragua, los aspirantes a onorevole deputato lanzaron un llamamiento conjunto a su electorado en España, para que envíen su voto por correo hasta las urnas en favor de la Unione, la coalición de centro, izquierda y verde, que lidera Romano Prodi y se sumen así a la gran cruzada nacional destinada a descabalgar del poder al cavaliere Silvio Berlusconi y al resto de la derecha.
El cuerpo electoral en España está constituido por unos 80.000 inmigrantes, la mitad de los cuales residen en Cataluña
Los aspirantes a diputados pidieron la ayuda de la prensa para movilizar a una parte del cuerpo electoral constituido aquí, por cerca de 80.000 emigrantes, diseminado por Madrid, Málaga, Baleares y sobre todo Cataluña, donde residen prácticamente la mitad de los ciudadanos italianos registrados en España. Los candidatos justificaron la fugacidad de su campaña, asegurando que el colectivo español es modesto y reducido, si se compara con las cifras globales de emigrantes italianos en el mundo, que suman en total cerca de 10 millones de personas, de los que sólo cuatro millones, están inscritos en las listas electorales. Todos ellos contarán con una representación directa en el Parlamento y en el Senado de Roma; 12 diputados y 6 senadores.
Esta operación, que queda resumida en poco más de 243 palabras, es el resultado de un largo proceso legal y político que ha durado 50 años y que ha necesitado al menos tres modificaciones de la Constitución, según recordaba ayer el aspirante Franco Narducci, un profesional de la docencia, nacido hace 58 años en Nápoles y que desde hace tres décadas reside en Suiza, donde anima además diversas organizaciones sindicales. El aspirante recordó que durante años la izquierda italiana había despreciado y desestimado el voto en el exterior por considerar que ponerlo en activo podría suponer jugar en favor de la derecha y dar voz a los sectores fascistas, que tras el fin de la Segunda Guerra Mundial se habían refugiado en los países latinoamericanos.
El cartesianismo del profesor Franco Narducci, licenciado en Geometría, permitió ayer gozar de ciertos momentos de lucidez y poner en orden una sesión informativa caracterizada por la contradicción y el debate interno, lo que incluyó la presencia de un elector anónimo, quien, un rato en catalán y otras veces en italiano, se quejó de la maquinaria electoral y consular, lanzó al aire dos preguntas a los aspirantes y sin esperar respuesta abandonó precipitadamente la sala.
El profesor Franco Narducci, retomando el hilo de su discurso, señaló que la voz directa de los emigrantes españoles en el Parlamento de Roma les permitirá, quizá, resolver algunos de los problemas atávicos con los que cuenta esta comunidad entre los que destacan dos; la falta de efectivos consulares, lo que les obliga a efectuar largas colas en las delegaciones en el exterior, y la ausencia de plazas en los liceos escolares de Barcelona y Madrid, cuyas aulas se encuentran desde hace varios años saturadas.
Los hombres de la Unione hubieran podido continuar durante horas profundizando sobre la maquinaria y el proceso electoral italiano en el exterior a, pero alguien les recordó que les esperaba en la otra punta de la ciudad los representantes de Esquerra Republicana de Catalunya. Sin embargo antes de partir dejaron en el aire un mensaje claro: "Europa tiene necesidad de deshacerse de la derecha italiana".
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