Una ministra de Blair bajo sospecha
El entorno de Berlusconi regaló al marido de Tessa Jowell medio millón de euros
A los laboristas británicos nunca les ha entusiasmado la estrecha relación que han llevado desde siempre el primer ministro Tony Blair y el jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi. Pero nunca hubieran adivinado que ello desembarcaría en la política británica a través de un entramado de turbias operaciones financieras protagonizadas por una ministra de escaso peso político y su marido, en las que destacan una extraña hipoteca saldada en apenas unas semanas y una sospechosa propina que algunos prefieren llamar soborno.
La ministra de Cultura y Deportes, Tessa Jowell, está en el Gabinete británico por su fidelidad a Blair, por cuya defensa estaría incluso dispuesta a saltar delante de un autobús, según declaró en su día. Agradable y educada, Jowell nunca ha tenido grandes enemigos políticos seguramente porque nunca ha hecho más política que la de defender siempre al primer ministro. Pero su oasis se ha tornado en tempestad en los últimos días, al saberse que podría estar afectada por el escándalo que desde hace meses persigue a su marido, David Mills, con el que lleva casada 27 años.
El matrimonio Mills-Jowell canceló una hipoteca muy pocas semanas después de contratarla
Abogado fiscalista internacional, Mills ha cimentado su fortuna en Italia, donde ha trabajado durante años para el emporio financiero del entonces empresario y ahora algo más que político, Silvio Berlusconi. A finales de los años noventa, Mills testificó en dos juicios a favor de Berlusconi en los que, sin llegar a mentir, se cuidó mucho de decir todo lo que sabía, según reconoció él mismo por escrito a su asesor fiscal.
El primer ministro italiano compensó generosamente su discreción y luego la gente de B le pagó discretamente algo más de 500.000 euros. "Me tomé el pago como un regalo. ¿Qué más podía ser?", se preguntaba el abogado en su misiva al contable. ¿Un soborno, quizá?, le contesta la prensa británica. Mills admitió en 2004 ante la justicia italiana que había recibido el dinero del entorno de Berlusconi, pero ahora dice que hizo aquella confesión coaccionado y que el dinero se lo hizo llegar otro cliente italiano, Diego Attanasio, un armador napolitano que se ha lavado las manos diciendo que él no le podía haber hecho llegar el dinero porque entonces estaba en la cárcel.
Los líos de su marido han acabado salpicando a Jowell al saberse que en septiembre de 2000 firmó la hipoteca de su casa londinense por 514.000 euros. Un dinero, ha explicado, que su marido necesitaba con urgencia para una inversión que exigía poner de inmediato el dinero sobre la mesa. La hipoteca fue cancelada sólo unas semanas después y se sospecha que se canceló con la generosa propina cobrada por Mills por sus servicios a Berlusconi.
El código de conducta que aceptan todos los ministros del Gobierno británico les impide aceptar regalos o favores que les comprometan. La norma afecta también a sus cónyuges. La ministra dice que ella se limitó a firmar como copropietaria de la casa y sabiendo que era su marido quien iba a devolver el dinero que tomaron prestado. Y afirma que el dinero con el que se canceló el préstamo no procedía de Berlusconi. "No era nada inusual, no era nada impropio y, desde luego, nada ilegal", se defiende Tessa Jowell.
Pero el primer ministro ha empezado a distanciarse de su ministra más fiel. El lunes no tuvo inconveniente en arroparla en la presentación de un estudio sobre las desigualdades salariales que sufren las mujeres en comparación con los hombres. Pero el portavoz de Blair respondió con un escueto "Sí" a la pregunta de si el primer ministro sigue apoyando a su ministra de Cultura. Serán los mandarines de la Administración británica los encargados de darle a Jowell un poco más de vida o el rejón de la muerte política cuando dictaminen si la ministra ha cumplido o no los códigos de conducta de los cargos públicos.
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