Los vecinos de Fuencarral cortan la avenida de la Ilustración por quinto día en protesta contra el SER
Como en la espléndida Atrapado en el tiempo protagonizada por Bill Murray (un periodista que siempre retransmite la misma noticia), los vecinos del distrito de Fuencarral-El Pardo, anochecieron ayer por quinto día consecutivo protestando contra los parquímetros que el Ayuntamiento ha instalado en su zona. Las mismas pancartas, las mismas reivindicaciones y el mismo kit de manifestación, pero un poco más variado -ayer había más pitos y octavillas-.
El elemento de distinción lo aportó el coordinador, Jesús Otero, tanto al principio como al final de la protesta. Todavía en la calle de Sangenjo realizó, megáfono en mano, un discurso en el que destacó que "este barrio es el que ha reunido a más gente en la calle y eso nos debe enorgullecer", con el consiguiente estallido de euforia; luego instó a los vecinos que no habían participado a colgar pancartas en sus balcones y a bajar a la calle. Pidió que los más jóvenes no increpasen a la policía, y recordó que hoy a las doce de la mañana habrá una protesta delante de la Junta Municipal del distrito, en la calle de Monforte de Lemos.
A partir de ahí empieza lo de cada día. Desfile hasta la avenida de la Ilustración y corte del tráfico con el consentimiento de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía. Permiten a los vecinos instalarse en la calzada de en medio, pero les obligan a despejar los laterales cuando el semáforo se pone en verde para los coches.
Transcurridos unos 20 minutos del corte, Jesús Otero, el coordinador y líder de la protesta, pide a los vecinos que se vayan: "Ya hemos estado aquí un ratito, mañana volvemos, que es mejor cada día un poco que todo de golpe un día". No tuvo éxito. Habló con los agentes y volvió a intentarlo. Nada. Amenazó con marcharse y recordó el esfuerzo que estaba haciendo por la causa. "Es una bajada de pantalones", dijo Julio, el dueño de la autoescuela. "Yo no me voy, como no quiten los parquímetros tengo que cerrar el negocio", insistió Julio, que también se ofreció a la policía como interlocutor. Otero lo vuelve a intentar sin mejor resultado. Desiste y los manifestantes se quedan en medio de la calzada hasta que la policía con un par de empujones despeja la zona. "No me queméis", advierte Otero antes de irse.
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