Tonta y descerebrada
La planta baja de la Casa dels Canonges, anexa a la Generaslitat, alberga todavía una "fotocopiadora tonta", en afortunada expresión del diputado republicano Joan Ridao. A ella se le atribuyeron en 2003 poderes extraordinarios. Si la alquimia transforma cualquier metal en oro, la fotocopiadora en cuestión era capaz de convertir lo bueno en óptimo y de hacer desaparecer lo negativo. En pleno relevo de Jordi Pujol al frente de la Generalitat, una simple fotocopiadora fue capaz de mejorar -sin mediación humana declarada- los resultados de los sondeos en favor de Artur Mas. El propio Mas participó en la tarea de acuñar la expresión "fotocopiadora tonta", al afirmar en relación con la documentación remitida al diputado Ridao: "No puedo asegurarle que no exista una fotocopia que haya podido salir mal". Pero el entonces presidente de la Generalitat, una vez trascendió este escándalo de manipulación de encuestas, corrigió el tiro: "Si ha habido manipulación, que no lo creo, debe de haber sido obra de un inútil o de un tonto". De ahí lo de la síntesis republicana de "fotocopiadora tonta". No obstante, el entonces secretario de Comunicación y mano derecha de Mas, David Madí, se vio obligado a dimitir. Lo hizo ante una comisión parlamentaria que no llegó siquiera a iniciar sus trabajos: tanto convergentes como socialistas, en corporativa maniobra de mutua protección, se negaron a investigar un escándalo cuyas salpicaduras podían alcanzarles.
Ahora tras la aparición de 175 estudios y sondeos de opinión secretos, pagados en su mayoría con fondos públicos y realizados durante el ventenio pujolista en beneficio de CDC, Convergència insiste en la trama del enemigo exterior, amamantado por la hidra del tripartito. Madí, ahora portavoz de CDC, ve que estos documentos con el membrete o el registro de Presidencia son "papelotes" obra de un "descerebrado", que no por ello dejó de cobrar. Lo cierto y triste es que han aflorado informes -con meritorias apostillas hechas a mano- sobre periodistas "traidores, anticonvergentes y antipujolistas". Puras técnicas de delación macartista. Xavier Trias, en su día aspirante al delfinato de Pujol y ahora resignado candidato a la sucesión de Joan Clos, pidió anteayer a los diarios "que aunque escriban al dictado de la federación socialista, sean rigurosos y no digan mentiras". Se olvidó de que algunos, de tan rigurosos, se han olvidado hasta ahora de publicar el asunto. Jordi Pujol ha vuelto a desbordar a los suyos poniendo nombre a las cosas: "Estos estudios quizás no habrían tenido que hacerse".
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