Tete Montoliu, el pianista negro

Es difícil comprender la vida de un músico sin escucharlo. Por eso, cada vez con mayor frecuencia, sus biografías se editan con, al menos, un disco recopilatorio. En este caso, además, la vida del pianista de jazz catalán Tete Montoliu (1933-1997) es recreada en un cómic por el dibujante kosovar Gani Jakupi, un libro que inicia una colección inspirada en distintas figuras de la música contemporánea. No se trata de una aproximación lineal. El dibujante es a la vez el narrador y cuenta en primera persona los encuentros con amigos y parientes de Tete Montoliu que le van relatando los avatares de su existencia. Más que ilustrar los datos biográficos, hace una especie de retrato emocional del músico y apunta a algunos de los pasajes o aspectos más relevantes para él. Y no siempre es complaciente. Tete tenía fama entre los músicos de un ego desmedido. Y así queda reflejado en el cómic, donde asumen su defensa otros personajes, destacando su amabilidad, su cultura y su sentido del humor.

Un personaje contradictorio pero no oscuro. Al menos para quienes se interesen en leer la magnífica biografía que se publicó hace apenas dos meses, firmada por Miquel Jurado y editada por la Fundación Autor, que lamentablemente distribuye este libro de forma nefasta. Jurado, crítico de jazz de EL PAÍS, participa también en el cómic con un texto y en la selección musical de los dos discos que lo acompañan, que incluyen las composiciones más populares del pianista y las mejores versiones grabadas por él a lo largo de 28 años.

Pero vale la pena volver so-

bre la "casi autobiografía". Puede llevar ese título porque está basada en las larguísimas conversaciones que Tete sostuvo con el periodista (y amigo de muchos años) en los últimos meses de su vida. Pese al sufrimiento de la enfermedad, es una historia llena de un humor fabuloso, muy bien complementada por los comentarios y precisiones de Jurado.

Hay tantas anécdotas divertidas que resulta difícil aparcar la lectura. Aspectos como la ceguera de Montoliu se convierten casi en una sucesión de chistes o de autoironía. ("Una vez me dijiste que eras un pianista negro", le dice Jurado. "Sobre todo cuando me miro al espejo", contesta Tete). La sucesión de grandes figuras del jazz con las que tocó, la Barcelona canalla y los grandes escenarios internacionales, las mujeres de su vida, su pasión discográfica y literaria (se gastó una fortuna en hacer traducir a braille muchos libros) y, en fin, el desarrollo de la escena del jazz en España a través de su trayectoria, hacen de ese libro una verdadera joya bibliográfica musical.