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La empresa Al-pi gana un concurso del acceso a la red de la Generalitat

El operador de telecomunicaciones catalán especializado en empresas Al-pi se ha adjudicado el concurso de servicios de Internet para el Departamento de Educación, el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) y a la red de bibliotecas públicas de la Generalitat. Hasta ahora, la mayoría de estos servicios estaban en manos del operador Colt, según fuentes del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información de la Generalitat, que posee un 25% del capital de la propia Al-pi. El restante 75% de las acciones del operador catalán pertenece a France Telecom. La adjudicación, hecha pública ayer, es por dos años, prorrogables por otros dos.

Según fuentes del Gobierno catalán, además de la calidad técnica de la oferta de Al-pi -ésta ofrecerá el primer acceso a Internet en toda España que soporta el llamado protocolo IPV6, que supone una garantía de evolución tecnológica para la Internet del futuro-, también ha pesado el precio más bajo (300.000 euros), frente a los ofrecidos por el servicio por Auna (460.000), BT (675.000) y Telefónica (717.000). Este concurso es el primer y pequeño lote de una tanda de adjudicaciones de los servicios corporativos de voz y datos de la Generalitat -valorados en 23,5 millones de euros al año-, que han despertado el interés del sector.

El nuevo ejército de reserva

"No estamos dándole a la educación la importancia que tiene en la sociedad. Algo debería crujir con una tasa de fracaso escolar [alumnos que no completan la enseñanza obligatoria de secundaria] que supera el 30%". Así se expresó ayer en la jornada sobre la LOU Joan Coscubiela, secretario general de CC OO de Cataluña, sindicato que organizaba el acto.

Ante el consejero Solà y el rector de la UPC, Josep Ferrer, que ejercía de anfitrión, Coscubiela criticó que hay "un modelo económico centrado en desregular y en la precariedad laboral". Henchido de antiliberalismo, hizo un recorrido por la "mano invisible", que para los ultraliberales conduce al bien de las partes, y resucitó el concepto de "ejército de reserva" que el marxismo atribuía a la necesidad del capitalismo de poder contar con parados para abaratar la mano de obra. "El fenómeno de la imigración abarata sueldos", remachó. Como una suerte de nuevo ejército de reserva.

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