_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¿Dónde están las cintas?

La desaparición en un juzgado de la Audiencia Nacional de 13 cintas magnetofónicas que constituían la principal prueba de cargo contra un grupo de narcotraficantes, pone una vez más en difícil situación a un tribunal cuya principal justificación es actuar con rigor y eficacia, además de contra el terrorismo, contra el narcotráfico organizado, un tipo de delincuencia especialmente dañino para la sociedad. De ahí la enorme gravedad que adquieren estos hechos, imposibles de no relacionar con el poder corruptor del narcotráfico. Incluso si hubieran aparecido, el escándalo no podría quedar cerrado sin dilucidar responsabilidades.

Que puedan desaparecer sin dejar rastro, no se sabe si por descuido o por sustracción, las cintas grabadas por la policía de las conversaciones de un grupo de narcotraficantes a los que se les incautó 16 kilogramos de cocaína y 52 de heroína, es grave y alarmante. Pero lo será aún más si tiene como consecuencia la absolución y excarcelación de los implicados por falta de pruebas. Ello puede ocurrir si la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo invalida las condenas que les impuso la Audiencia Nacional, basadas sólo en testimonios policiales y en la transcripción de unas conversaciones telefónicas cuyo soporte material ha desaparecido.

La volatilización en sede judicial de la prueba que incrimina a una banda de narcotraficantes debió hacer saltar en su momento todas las alarmas; las del juzgado que llevaba la instrucción del asunto, que se avino a cerrar el sumario sin la principal prueba incriminatoria, y las del Consejo del Poder Judicial. Por eso, llama la atención que un caso tan grave, posiblemente delictivo, sólo se investigue ahora, a los tres años de comprobada la desaparición de las cintas y cuando adquiere verosimilitud la absolución del grupo de narcotraficantes. La Audiencia Nacional acumula éxitos en la lucha contra la droga, pero también actuaciones dudosas, que en algún caso abren sospechas de corrupción judicial, como la puesta en libertad del mafioso Bardellino en 1984.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_