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LOS CRÍMENES DE CIUDAD JUÁREZ

Jaguares: rock contra el horror

Diego A. Manrique

A primera vista, Jaguares no parece encajar en los tópicos de grupo concienciado. Descendientes de Caifanes, banda con estética gótica que lideró el resurgimiento del rock mexicano a partir de 1989, sus canciones prefieren la densidad poética a la contundencia de los mensajes directos. Pero, en la cosmología maya, el jaguar es el señor del inframundo, el dios poderoso que descubre los misterios que no se pueden apreciar a simple vista. Jaguares llevan años en la denuncia del feminicidio que se desarrolla en la frontera norte de México. Hasta hace poco, llevaron esa bandera prácticamente en solitario. Y no tienen explicaciones para la ausencia en esa barricada de figuras tan significadas como Juan Gabriel, tal vez el más genuinamente popular de los cantantes mexicanos, muy identificado con Ciudad Juárez. Saúl Hernández, cabeza visible de Jaguares, aclara que "agrupaciones como Los Tigres del Norte, que viven en California, sí han cantado al asunto; claro que ellos están habituados a ser censurados. Si tienes raíces en la ciudad, parece como si fuera más duro criticar lo que ocurre".

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El último lanzamiento español del grupo de Saúl se titula De Caifanes a Jaguares (Sony BMG) y es el primer recopilatorio que junta 14 éxitos de ambos grupos. El CD está reforzado por un DVD con 11 convencionales videoclips más -atención- dos contundentes documentales que introducen al público en la tragedia: Ciudad Juárez and Chihuahua: search for justice y Dual injustice: feminicide and torture in Ciudad Juárez and Chihuahua. El audio original es en español, y va con subtítulos en inglés.

En ambas ciudades, Jaguares han sufrido miradas atravesadas al ser considerados unos chilangos (habitantes del Distrito Federal) entrometidos: "esas recriminaciones no nos afectan: estamos hablando del Estado de Chihuahua, donde se persigue más el robo de una vaca que una violación, es un dato real. Se trata de una crisis humanitaria que coloca a todo el sistema político mexicano en la basura. Y nos hace simpatizar con las madres que fundaron ONG y se enfrentan a chantajes, a amenazas".

"Cuando sacamos nuestro último disco de estudio, Crónicas de un laberinto, montamos la presentación en Ciudad Juárez, y enfrentamos a los medios atraídos por Jaguares con las madres. Lo duro es descubrir que, con la Administración de Fox, que prometía modernizar el país, ha crecido la impunidad. Ahora intentan acallarlo con chivos expiatorios y es concebible que haya falsos culpables que acepten irse a la cárcel durante equis años a cambio de dinero". Jaguares no ven desenlace final a la barbarie: "Estamos decididos a seguir señalando con el dedo y continuar recaudando dinero. Lo que apoyamos es cualquier medida que pare la masacre. Por ejemplo, alzando la voz en Estados Unidos, donde -a pesar de tanto serial killer- es inconcebible algo parecido".

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