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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Entre admiración y envidia

Enrique Gil Calvo

He aquí un libro candidato a ingresar en una galería de raros y curiosos, dado lo chocante de su título que está pensado para despistar. A primera vista sugiere una guía de viaje por la famosa feria de arte madrileña, un error reforzado por la ilustración que figura en la cubierta de la obra. Pero por dentro poco tiene que ver con ese desfile de vanidades sino más bien al contrario, pues se trata de un devocionario para la educación en valores semejante al pequeño Kempis (Imitatio Christi) que se recomendaba en mi infancia para aprender a ser mejores.

Este pequeño tratado sobre

OCHO MINUTOS DE ARCO. Ensayo sobre la importancia política de los arquetipos morales

Rodrigo Tena

Antonio Machado Libros. Madrid, 2005

207 páginas. 14 euros

la emulación sigue la estela dejada por La tarea del héroe de Savater, al que pretende emular lo mismo que antes hicieron otros epígonos como Arteta (Ensayo sobre la admiración) o Gomá (Imitación y experiencia). La emulación, como motor de la modernidad, fue inaugurada por un Renacimiento que pretendía imitar lo inimitable de los clásicos (Burke). Por eso la primera novela moderna, el Quijote, es la tragicomedia de un mitómano que literalmente se muere de envidia (Girard). Pues como postuló Simmel, el proceso de la moda que define a la era moderna está promovido por la emulación, el esnobismo, la competencia de mercado y la rivalidad de clase.

Sin modelos externos a los

que imitar y tratar de superar no hay posibilidad de aprendizaje ni por tanto de desarrollo mental y moral. De este principio parte el autor, para plantear en seguida una distinción entre modelos y antimodelos. Ambos son arquetipos de excelencia personal como virtuosos de la autorrealización humana. Pero mientras el modelo es un héroe positivo y virtuoso que se caracteriza por su universalidad, el antimodelo representa la cara oculta del héroe: el lado oscuro de su fuerza (por decirlo a la manera de Star Wars). Y para caracterizar negativamente a los antimodelos, Rodrigo Tena recurre a la conocida inversión de los fines por los medios. Un modelo es un fin último que exige esfuerzo personal, es universal y reconoce la libertad y la responsabilidad (página 38).

En cambio, el antimodelo desprecia esos fines morales (los valores de universalidad, realización, libertad y responsabilidad, entre otros) para cometer el pecado kantiano de anteponer los medios (los métodos, los instrumentos, los recursos...) utilizados para conseguirlos, a los que se sacraliza en términos absolutos como si fueran falsos dioses, derechos unilaterales o fines en sí mismos. Son los idola tribus, que el autor reduce a cuatro tipos de identidades o atributos: la clase (o el estatus), la raza, la nación y la civilización (colonialista). Y para cada uno de esos falaces ídolos espurios, Rodrigo Tena designa un héroe antimodélico y contraejemplar: Don Juan, Adolf Hitler, ETA y Kurtz, el tirano colonial que protagoniza la novela El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad.

¿Y qué tiene que ver la feria de Arco en

todo esto? Para mantener el suspense, Rodrigo Tena demora la revelación hasta casi el final, en la página 175: son los ocho grados de error que impidieron a Johannes Kepler lograr la cuadratura del círculo. Pues dando pruebas de modélico heroísmo, Kepler renunció a esa mínima fracción de arco en honor a la verdad.

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