De la obesidad

Hemos conocido por los medios de comunicación la muerte de un hombre, Jorge M., que falleció por obesidad, pesaba 213 kilos y esperaba ser intervenido de cirugía bariátrica. Es muy triste que se produzcan hechos como éste, pero también lo es que las personas obesas mórbidas seamos noticia de un solo día y me atrevería a decir que por el efecto sensacionalista que la noticia tiene.

¿Por qué no se habla de nosotros cuando estamos vivos?; ¿qué ocurre con las personas que no salen de su casa porque no pueden hacerlo al haber perdido la movilidad debido a su obesidad?; ¿de las que no tienen acceso a un puesto de trabajo, por la misma causa?; ¿de las que padecen enfermedades asociadas tan graves como el cáncer, trastornos cardiovasculares, diabetes, infertilidad, y una larga lista de trastornos psicológicos o enfermedades como depresión y cuyo origen está en su obesidad? También quiero destacar el trato que recibimos de la sociedad, comenzando a veces por los profesionales de la sanidad que desconocen cómo se siente una persona con esta enfermedad o no quieren ver más que falta de fuerza de voluntad en nosotros.

¿Por qué ahora que se habla tanto de esta enfermedad sólo se contempla desde la prevención? (es importantísima, sin duda), pero ¿qué ocurre con los que ya somos obesos mórbidos? Somos más de los que se pueda pensar, la cuestión es que no se nos ve, porque muchos se refugian en casa por sentirse incapaces de superar las barreras que encuentran fuera de ella, barreras que son tanto físicas como arquitectónicas y sociales. Jorge esperaba una respuesta, y murió esperándola; para mí es fácil imaginar cómo era su vida, pero también cómo sería después de la operación si ésta no "salió bien"; como fue mi caso y el de muchos otros operados que hoy somos meros supervivientes, que tuvimos la gran suerte de no morir en el quirófano, pero a menudo con una gran desinformación e incluso operados sin cumplir con el protocolo necesario para esta intervención.

Nuestra vida no es en absoluto la que nos hicieron creer los médicos que nos animaron a intervenirnos: se ha recuperado el peso, vivimos vomitando constantemente, sin poder proyectar ni una tarde de cine con nuestras familias o amigos, con dolores, infecciones, depresiones, falta de nutrientes, calambres, dificultad para concentrarnos..., en algunos casos hasta rechazados por los propios médicos que no conocen suficientemente estas intervenciones y que (ha ocurrido), preguntan al paciente qué es eso de la cirugía bariátrica.

Para los afortunados a los que "sí les salió bien", les deseo el mayor apoyo y la mayor ayuda para aceptar un cambio de imagen tan radical que, aunque a las personas con el peso normalizado les parezca increíble, es difícil de asumir, y les deseo también que ese apoyo les ayude a mantener unos cambios de hábitos de vida que hagan que mantengan siempre ese peso, también les deseo que tengan toda la información necesaria para saber qué se van a encontrar una vez operados, pero toda.