"La protección a las mujeres maltratadas no es suficiente"
El pedagogo Lars Jalmert (Estocolmo, 1944), catedrático y profesor en el Departamento de Educación de la Universidad de Estocolmo, impartió ayer en San Sebastián la conferencia La violencia de género. Análisis del poder de género, organizada por la Diputación de Guipúzcoa. Jalmert, quien ha participado como experto en varias comisiones de la Asamblea Nacional de Suecia, apuesta por la educación como herramienta para combatir la lacra de los malos tratos.
Pregunta. ¿Dónde está la raíz de la violencia de género?
Respuesta. Tiene que ver con la vieja historia de que el hombre piensa que debe dominar a la mujer. Desde esa posición, cree que la mujer ha conculcado sus derechos, a los que no sucede nada, y que él puede reaccionar de manera violenta para recuperar ese poder.
P. ¿Qué pasos son precisos desde la educación, la familia, los servicios sociales, etcétera?
R. En primer lugar, hay que ser consciente de ese orden de poder de género para modificarlo, pero, evidentemente, para conseguirlo son precisas muchas medidas educativas.
P. ¿Las medidas de protección a las mujeres maltratadas son suficientes?
R. No. En Suecia, por ejemplo, corresponde a los municipios dar protección a las mujeres y hay ayuntamientos que no lo hacen. Son las propias asociaciones de mujeres las que se preocupan de dar esa atención, y está claro que no tienen recursos suficientes.
P. Hay quien defiende que más que proteger a las mujeres habría que vigilar de cerca a los agresores. ¿Qué opina?
R. Tenemos que hacer las dos cosas.
P. ¿Está de acuerdo con los programas de reinserción para los maltratadores?
R. Está claro que algo hay que hacer con estas personas, porque, si no se hace nada con el hombre que agrede a su esposa, es más que probable que pueda agredir también a su siguiente mujer. ¿Por qué? Porque son personas que piensan que tienen que ejercer una posición de dominio respecto a la mujer.
P. ¿La condición de maltratador puede pasar de padres a hijos?
R. Hay un factor de herencia social. Un hijo es testigo de situaciones de violencia en el hogar y caben más posibilidades de que él obre de la misma manera, pero es importante observar que es él, no es la hija.
P. ¿Qué comentario le merece el sacerdote que ha acusado a las mujeres maltratadas de provocar a sus agresores?
R. No quiere ver qué está pasando en la realidad, porque eso va a producir un movimiento sísmico en los fundamentos de su percepción vital.
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