El delito, la intolerancia y lo intolerable
Parece mentira que aún hoy salten a los titulares de los medios de comunicación manifestaciones como las vertidas en el artículo de la publicación Aleluya, ratificadas por su autor, Gonzalo Gironés, catedrático de Teología, en las que justifica el ejercicio de la violencia de género. Si esto hubiera ocurrido hace dos años, no sucedería nada más allá de las manifestaciones de indignación, rabia e impotencia de las personas que no estamos dispuestas a seguir "naturalizando acciones delictivas y canallas" como es la violencia de género. Sin embargo, desde el 28 de diciembre de 2004, en este país existe una Ley Orgánica que persigue y trata de erradicar la violencia contra las mujeres. A ella apelamos, desde la Fundación Isonomía, para que la Fiscalía de violencia tome cartas en el asunto y estudie el caso, de manera que si estima que hay delito el autor de estas declaraciones sea juzgado.
Una vez más se ha hablado de violencia contra las mujeres, esa violencia que genera al año un centenar de muertes directas e inmediatas, centenares más a medio y largo plazo. Esa violencia hacia la que la Iglesia guarda un silencio cómplice, por la que no llama a sus fieles a manifestarse, por la que permite que sus representantes arenguen a los fieles a que ejerzan su autoritarismo patriarcal, machista y violento, justificando moralmente lo que hoy es perseguido por ley. Así, entendemos que Gironés, como representante de la Iglesia, ha cometido un gran pecado mortal, el peor de los posibles porque atenta contra la moral y eso es intolerable.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.