"España necesita moverse rápido y establecer más reservas marinas"
E l veterano científico Paul Dayton, una autoridad mundial en los ecosistemas marinos, es también un buceador desde su juventud. Pero el panorama que puede contemplar en el fondo de los océanos, se lamenta, tiene poco que ver con el que conoció en los años sesenta, en los inicios de su carrera. Dayton (Arizona, EE UU, 1941), que trabaja en el Instituto Scripps, en California, es el primer ganador del premio Ramon Margalef de Ecología y Ciencias Ambientales de la Generalitat de Cataluña.
Pregunta. Según el jurado del premio, sus trabajos han fijado la agenda de los asuntos más relevantes en ecología marina en las últimas décadas. ¿Cuál es ahora su más urgente preocupación?
Respuesta. Desde hace 15 o 20 años los ecosistemas marinos han ido a peor debido a la sobrepesca. En particular, los pescadores profesionales y los pescadores deportivos se dedican a capturar los ejemplares más grandes de cada especie, lo que tiene unas consecuencias ecológicas fatales. La desaparición de peces de elevado tamaño es un hecho en EE UU: cuando yo empezaba a bucear en los años sesenta en el golfo de California, en un espacio de 30 metros cuadrados siempre encontraba peces de mayor tamaño que yo; ahora eso no ocurre, todos son medianos o pequeños. En lugares del Mediterráneo donde filmaba Cousteau, en las costas italianas por ejemplo, es difícil encontrar peces que excedan el tamaño de la palma de mi mano. Lo mismo sucede con los grandes árboles de coral, las gorgonias, que tapizaban el fondo del mar.
"Me gustaría que la sociedad mostrara la misma compasión hacia la fauna marina que la que demuestra por los bosques tropicales"
"Los accidentes de los petroleros tienen efectos localizados y temporales. La naturaleza se recupera y nuevas especies ocupan la zona"
P. ¿Diría que se está produciendo un exterminio?
R. Uno de los proyectos en los que trabajo, en el sur de California, estudia lo que denominamos bosques fantasmas del mar. Se trata de bosques de algas en el océano, bien determinados, considerados hace 50 años como algunos de los más ricos ecosistemas marinos del planeta. En ellos podían hallarse meros pescada (Stereolepis gigas) de casi 200 kilogramos, o langostas de más de nueve kilogramos, muchas veces en gran número, que se alimentaban de las frondosas algas del lugar, que podían alcanzar los 30 metros de altura. Hoy no queda nada de todo ello y proponemos la creación de un área protegida para restaurar la biodiversidad de esa zona.
P. ¿Qué le parecen las soluciones de los expertos en pesca?
R. Los índices de captura máxima sostenible que utilizan se calculan separadamente para cada especie sin tener en cuenta las interacciones entre ellas en el ecosistema, e ignorando totalmente a otros miembros del hábitat. Por ejemplo, no contemplan la pesca incidental, la que se produce involuntariamente, y sin embargo sabemos que los arrastres, por ejemplo, destruyen corales que tardan 100 años en crecer y no habrán vuelto a desarrollarse ni en toda la vida de nuestros nietos.
P. Algunos de sus colegas consideran que se está produciendo una selección natural inversa al capturarse los ejemplares más capacitados para la evolución de las especies marinas.
R. Exacto. Ante ese peligro, mi propuesta se podría resumir como "pesquemos a los medianos, preservemos a los grandes". Ecológicamente es importante mantener a los ejemplares mayores de una especie: está demostrado que con ellos aumenta exponencialmente el número de huevos puestos y que se trata de huevos más sanos. Por otro lado, en la pesca actual se da también una sobrepesca de reclutas, que es como denominamos a los peces más jóvenes que ya han superado el estadio de larva y son muy importantes para la continuidad de la especie.
P. ¿La sobrepesca es un problema localizado o generalizado?
R. Se extiende a todo el planeta, y por ello debería preocupar a toda la sociedad. Tenga en cuenta que hablamos de un auténtico cambio en los ecosistemas marinos: las relaciones entre especies se han modificado y, por tanto, las reglas ecológicas que conocíamos ya no son válidas. Lo peor es que la gente no se da cuenta de los daños. Si una compañía maderera tala un bosque y los animales se marchan de él, el cambio resulta muy visible: la opinión pública toma conciencia enseguida, y se produce una reacción. Pero, en los océanos, los bosques del mar están siendo arrasados continuamente y nadie lo sabe, porque no se ven, no existe una memoria colectiva de cómo eran. Me gustaría que la sociedad mostrara la misma compasión hacia la fauna marina que la que demuestra por los bosques tropicales.
P. ¿Cómo pueden ayudar las reservas marinas?
R. Tomemos el ejemplo de Georgia's Bank, la gran reserva marina del estado de Nueva Inglaterra, con un área de unos 100 kilómetros cuadrados protegidos. Está vigilada por satélite, de manera que se sabe con exactitud cuándo un barco está entrando en ella. Ha permitido recuperar, por ejemplo, los moluscos de su fondo marino, que estaban casi exterminados. Además de los beneficios que ha supuesto para la biodiversidad, los propios pescadores se han dado cuenta de que en sus límites ha habido un aumento de las capturas en cantidad y calidad de éstas, y ahora acuden allí atraídos por la mejora.
P. ¿Qué opina de la experiencia española en el establecimiento de áreas protegidas?
R. En España se cumple bastante la ley, como también en Francia. Por tanto, la situación es mejor que en Italia, donde las reservas marinas existen sobre el papel pero no se ponen los medios para protegerlas en la práctica. Sin embargo, en España las áreas protegidas que existen, por ejemplo en las islas Medes, Cabrera, Columbretes y Tabarca, son demasiado pequeñas. España necesita moverse rápido y establecer más reservas marinas. No pretendo dar lecciones, simplemente remarco que hay la oportunidad de mejorar esta situación.
P. ¿Qué especies se ven más castigadas por la sobrepesca?
R. Los peores efectos se están dando en aquéllas que tienen una baja tasa de reproducción, como tiburones, rayas, tortugas o aves marinas. Podemos afirmar que algunas variedades de estas especies se encuentran en una situación de extinción ecológica: esto quiere decir que sus individuos, aunque no han desaparecido, son tan raros que ya no desempeñan la labor que les corresponde en el ecosistema.
P. ¿Qué incidencia tienen sobre el ecosistema marino las grandes catástrofes contaminantes, como el vertido de petróleo del Prestige?
R. Conozco lo que ocurrió y es grave. Afortunadamente, los accidentes de los petroleros tienen efectos localizados y temporales. La naturaleza se recupera y nuevas especies vuelven a ocupar la zona siniestrada. En mi opinión, el 95% de los problemas de los ecosistemas marinos se deben a la sobrepesca, un 4% al calentamiento global (su impacto por ahora es pequeño y está limitado únicamente a los dos polos) y un 1% a la contaminación.
P. Usted es conocido por dar gran importancia al conocimiento de la historia natural, una disciplina hoy minusvalorada.
R. El conocimiento de la taxonomía y de la historia de las especies que estudiamos es fundamental para que la ciencia esté bien fundamentada en la realidad. Pero esto cada vez es menos habitual, tanto entre el gran público, que vive de espaldas a la naturaleza, como entre los propios profesionales de la biología. La financiación externa de la investigación aporta mucho más dinero a la biología molecular, y así tenemos investigadores que desconocen cómo funciona la vida fuera de los laboratorios.
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