Una historia en discusión
El catedrático Joan Romero defiende en su libro 'Espanya inacabada' el federalismo como vía de construcción política
Joan Romero, catedrático de Geografía, ex cargo público y secretario general de los socialistas valencianos de 1997 a 1999, presentó ayer en el Aula Magna de la Universitat de València, llena a rebosar de alumnos, amigos y seguidores, la esencia de su Espanya inacabada, "un ensayo más o menos informal", así lo definió el propio autor, donde defiende el federalismo como una vía posible de conciliación de esas dos visiones que perduran en España y que se refieren al nacionalismo español y los nacionalismos periféricos. Y para presentarlo se rodeó, además del rector Francisco Tomás -el libro lo ha editado la Universitat-, de uno de los padres de la Constitución de 1978, el catedrático Gregorio Peces Barba, del ex vicepresidente del Tribunal Constitucional Tomás Vives y del ex rector y catedrático de Historia Contemporánea Pedro Ruiz.
El libro, en palabras del propio Romero, aborda la historia de un desencanto, en el que explora las diferentes visiones que existen de España y la eficacia del Estado actual, que describe como "funcionalmente federal" por el grado de descentralización conseguido. El ensayo, dedicado a su padre, y en el que, como dijo Romero, son cruciales figuras como Ernest Lluch, Alfons Cucó o Antoni Mestre, constata la dificultad para "construir una idea mínimamente afectiva de España" en los años transcurridos y añade que la cuestión, lejos de solucionarse, continua sin resolverse, "España sigue siendo una realidad en discusión", hecho que Romero relaciona con el fracaso en el siglo XIX de convertirla en un estado-nación. "Y eso es lo que explica que determinados pueblos que se sienten diferentes busquen espacios diferentes", añadió citando los casos catalán o vasco.
El autor describió la Constitución de 1978 como el "intento más serio, sólido y generoso que se haya hecho nunca" en este sentido, "pese a que la idea inicial era la de una España de dos o tres nacionalidades y un conjunto de regiones".
Romero apostó por iniciar una tercera fase de desarrollo del Estado autonómico, con una agenda política que permita conciliar ambas visiones, "porque [los nacionalismos periféricos] se sienten diferentes y quieren un reconocimiento explícito por parte del resto y para aproximarnos a este hecho es preciso hacerlo desde posiciones lo más federalistas posibles".
Peces Barba, quien calificó el libro de "apasionante", rechazó los excesos nacionalistas de cualquier género y abogó por un nacionalismo no excluyente: "Un nacionalismo español que respete las identidades", que, según el catedrático, tampoco ha terminado de cuajar por la existencia de nacionalismos exacerbados a ambos lados. Peces Barba se mostró disconforme con la España plurinacional que menciona Romero en el libro. "No tengo ningún problema en reconocer que Cataluña es una nación cultural, siempre que se reconozca a España como nación soberana", apostilló. Peces Barba contrapuso el procedimiento que ha seguido la tramitación del Estatut catalán, "respetuoso con las formas", con la formulación del Plan Ibarretxe, por su falta de lealtad constitucional y alabó el acuerdo de reforma del Estatut valenciano por su racionalidad.
Tomás Vives subrayó, por su parte, que España necesita un acto profundo de reconciliación que no se ha hecho, y a partir de ahí una reconstrucción racional para dotarse de una organización adecuada. Vives reconoció el parentesco entre el Estado de las autonomías y el modelo federal, pero rechazó de plano los nacionalismos excluyentes.
El ex rector de la Universitat de Valencia Pedro Ruiz destacó de la Espanya inacabada su vocación de ser más una agenda política de futuro que un ensayo en sentido puro, y aunque se mostró de acuerdo con las líneas generales del libro, cuestionó que la hegemonía de la derecha haya sido la única responsable de que la idea de España como nación se haya asentado.
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