"La reunión implica que tanto LAB como UGT aceptan las reglas de juego"
Algo en apariencia tan neutro como la reunión de las cúpulas dirigentes del tercer y cuarto sindicatos de Euskadi, LAB y UGT se convirtió el pasado martes en una gran noticia política. Dámaso Casado -Otero de Guardo (Palencia), 1955-, reelegido en septiembre secretario general de la central socialista, sostiene que ese encuentro inédito tuvo un contenido esencialmente sindical, pero reconoce que ha sido el cambio del clima político el que ha propiciado su celebración.
Pregunta. ¿Tan trascendente fue lo que habló el martes con Díaz Usabiaga, que Arnaldo Otegi da más importancia a esa entrevista que a las declaraciones del presidente Zapatero sobre las expectativas de paz?
Respuesta. Cada uno tiene su propia visión de las cosas. Para nosotros, fue una reunión para normalizar unas relaciones que se venían manteniendo en las empresas y los sectores, pero que a nivel de ejecutivas no se habían dado nunca desde que existe LAB. Nos pareció que era un momento adecuado. LAB ya estuvo en nuestro congreso de septiembre y a partir de ahí las cosas han ido mejorando.
"Que LAB haya aceptado un diálogo con una organización que está políticamente muy alejada, creo que es un paso muy importante"
"La patronal está crecida y no quiera negociar absolutamente nada. No ya la reducción de jornada, sino los propios convenios"
P. ¿Cuánto tuvo de política la reunión y cuánto de sindical?
R. De política tuvo bastante poco. La mayor parte del tiempo lo dedicamos a hablar de asuntos sindicales, intentando salvar la circunstancia de que, siendo dos organizaciones legales de Euskadi, que trabajan juntas en las empresas, en las instituciones y en los sectores, no teníamos relaciones formales. En segundo lugar, quisimos rebajar la confrontación que existía desde años atrás entre los sindicatos nacionalistas y las no nacionalistas. Eso, afortunadamente, ha desaparecido y lo que tenemos que hacer es sumar fuerzas e intentar ponernos de acuerdo en asuntos muy concretos. Y los temas a los que dedicamos la mayor parte de la reunión fueron la negociación colectiva y la siniestralidad laboral.
P. Resulta increíble que no hablaran de las expectativas que están abiertas sobre el final de la violencia.
R. Del tema político se habló bastante poco. Nosotros sí venimos manteniendo, y se lo dijimos también a LAB, que la normalización se tiene que dar lo más rápidamente posible, porque es un clamor de los trabajadores y de la sociedad, para lo cual es esencial el abandono por parte de ETA de todo tipo de violencia: asesinatos, chantajes, amenazas y demás.
P. ¿Y qué conclusión sacó después de escuchar a Rafael Díez Usabiaga?
R. Hay un hecho real. Cuando decidimos tener ese primer encuentro oficial eso supone que ambas organizaciones, tanto UGT como LAB, aceptamos las reglas de juego con las que tenemos que trabajar. La impresión que sacamos es positiva. Que LAB haya aceptado entrar en una relación de diálogo normalizado y de respetar el funcionamiento de otras organizaciones que no pensamos como ellos y estamos políticamente en sitios muy opuestos, creo que es un paso muy importante con vistas al futuro de este país. La importancia de la reunión está en que haya podido celebrarse.
P. Sin embargo, de las palabras de Otegi se deduce que la izquierda abertzale al menos le da a ese encuentro una alta significación política.
R. Seguramente UGT y la izquierda abertzale no coincidiremos en cuál ha de ser el futuro político de la sociedad vasca. Lo que dice Otegi obedece a su forma de ver las cosas. Insisto en que la reunión la planteamos siempre desde el punto de vista sindical. Si esto ayuda además para que la normalización en Euskadi sea una realidad, pues bienvenido sea. Pero el objetivo básico es que los sindicatos tenemos que entendernos, especialmente para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.
P. ¿Cree que tanto LAB como Batasuna pueden tener más ganas o prisa que la propia ETA para que el anunciado proceso de paz arranque de una vez?
R. En este momento creo que toda la izquierda abertzale tiene la reflexión de que la normalización de la situación y el que haya entendimiento entre todos va a ser positivo incluso para ellos. Yo no sé qué capacidad de influencia tienen en la organización terrorista, pero si tuvieran alguna, sería bueno que empujaran para que ETA tome la decisión de abandonar las armas.
P. ¿Qué papel pueden jugar los sindicatos a continuación?
R. En la UGT, desde su fundación, hemos pasado ya por todo: hemos estado en la oposición, en revoluciones, en el gobierno, en pactos sociales... En estos momentos, el papel fundamental de los sindicatos en Euskadi es normalizar relaciones entre ellos. Es una obligación y una autocrítica. Ya hemos tenido reuniones con todos y hemos planteado que no podemos seguir divididos. Porque si los sindicatos nos entendemos eso va ayudar a que su voz sea tenida en cuenta ante cualquier tipo de reforma que se pueda producir en el Estatuto de Autonomía o en una ley con contenido social.
P. ¿Pero por qué ha sido posible esta entrevista ahora y no antes?
R. Hay varias razones. Nosotros, UGT, somos víctimas del terrorismo. Hasta no hace mucho tiempo, los ataques terroristas que ha habido a personas y locales nuestros nos retraían bastante. Sin embargo, por abajo, en las empresas comenzaba a haber un clima de diálogo entre los afiliados y delegados de UGT y LAB, con un entendimiento bastante bueno, mejor incluso que con algún otro sindicato. Y en los sectores, en los dos últimos años venimos negociando y firmando convenios juntos. Esto ha ido creando un clima que ha permitido, en este momento propicio, tener esta reunión entre las direcciones de los sindicatos.
P. ¿Hubiera sido posible esa cita si una semana antes hubiera sido atacada una sede de su sindicato, como ha ocurrido hasta hace unos meses?
R. Hubiera sido muy complicado, porque cuando hay esos ataques el sentimiento dentro del sindicato es, lógicamente, de cabreo. Afortunadamente, hoy esa situación no existe.
P. A su juicio, ¿cómo puede superarse el bloqueo en la negociación colectiva planteado en Euskadi?
R. Es muy sencillo. Hasta hace poco tiempo, había una serie de bloques y una estrategia de un sindicato que hacía muy difícil avanzar en la negociación colectiva sectorial. Hoy creo que hay una voluntad de ponernos de acuerdo para sacar adelante todos los convenios colectivos y bajarle a la realidad a la patronal, obligándole a sentarse a la mesa. Esa es la impresión que hemos sacado en las reuniones mantenidas a iniciativa de la UGT y las que hemos acordado seguir teniendo a todos los niveles.
P. ¿La reducción de la jornada laboral ha dejado ya de ser una reivindicación en la negociación colectiva?
R. El problema de la negociación colectiva es que el 40% de los trabajadores de Euskadi están sin convenio durante dos y tres años por la falta de entendimiento entre nosotros. De ahí que la patronal esté crecida y no quiera negociar absolutamente nada: no ya la reducción de jornada, sino los propios convenios. La prioridad absoluta de la UGT es ahora limitar la temporalidad y reducir los accidentes laborales, además de incrementar los salarios para que no se reduzca el poder adquisitivo. A lo otro no renunciamos en absoluto, pero no es lo prioritario.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.