Nuevas cuentas
A finales del pasado año, el INE publicó las cuentas de los sectores institucionales, es decir, de los hogares, empresas y administraciones públicas, para el periodo 2000-04 en la nueva base 2000 de la contabilidad nacional (CN-2000), completando los datos que ya había publicado en mayo para el conjunto de la economía nacional. La información ahí contenida, junto a las cuentas financieras que elabora el Banco de España, es la clave que nos permite tener un conocimiento cabal de la situación económico-financiera del país. Cualquier analista económico debería saber moverse por las mismas como Pedro por su casa, y de ello deberían tomar nota los planes de estudio de las facultades y escuelas de economía. Por otro lado, y en esta misma línea, a finales de enero tuvimos una novedad en nuestro sistema estadístico, la publicación por primera vez de estas mismas cuentas con periodicidad trimestral (las cuentas financieras ya lo eran desde hace mucho tiempo), abarcando desde el primer trimestre de 2000 hasta el tercero de 2005. Algo se mueve en nuestro sistema estadístico, y la verdad es que a mejor. Por supuesto, como todo lo nuevo (ahí está la flamante T-4 de Barajas), las nuevas cuentas trimestrales necesitarán un rodaje para alcanzar la calidad y fiabilidad óptimas, pero todo es empezar. Desde luego, lo que es imperante es mejorar la calidad de las estadísticas llamadas coyunturales, que son la base de la contabilidad nacional trimestral.
Los hogares españoles tienen déficit, ahora que el sector público tiene superávit
Centrándonos en las cuentas de los hogares, los nuevos datos suponen modificaciones importantes respecto a la contabilidad anterior (CN-1995). La elevación del PIB que se produjo al revisar la contabilidad nacional se traduce en más renta disponible para éstos. También ahora su consumo es mayor, pero la revisión es de menor cuantía que la de la renta, por lo que la tasa de ahorro es superior. En la vieja base, dicha tasa fue del 10,5% en 2004 y ahora es del 11,1% (véase gráfico izquierdo). La evolución de esta variable desde 2000 marca una recuperación en 2002-2003 y una nueva vuelta a la tendencia histórica descendente en 2004. La causa de ello es el fuerte repunte que experimentó el consumo en dicho año, no sustentado en una evolución paralela de la renta disponible. A la vez que disminuía el ahorro, la inversión en capital fijo de los hogares (vivienda) continuó aumentando a tasas elevadas, lo que condujo a un fuerte deterioro de su capacidad de financiación, hasta el punto que la misma ha pasado a ser negativa (véase gráfico central). Los hogares tienen déficit, ahora que el sector público tiene superávit, algo desconocido en la historia económica española.
Para 2005 puede estimarse que la tasa de ahorro ha vuelto a disminuir de forma similar a 2004, un punto porcentual. La causa es otra vez la misma, el desmedido gasto en consumo, que aumenta más de un punto por encima de lo que lo hace la renta disponible. Más aún creció la inversión en vivienda, lo que condujo a una necesidad de financiación del orden del 1,8% del PIB. Como consecuencia de estos déficit y de las necesidades de financiar la adquisición de activos financieros, la deuda de los hogares crece muy rápidamente, a tasas del 20% anual, alcanzando a finales de 2005 una cifra equivalente al 112% de la renta disponible (véase gráfico derecho). Diez años atrás esta ratio no llegaba al 50%. Como punto de comparación, en la zona del euro la tasa de ahorro es de unos 3,5 puntos superior a la española, y la deuda es del orden del 82%. Claro que, allí, ni consumen ni invierten.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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