Toda una vida con papá Chirac
Les gustaba ver películas de John Wayne en televisión; la hija adoptiva del hoy presidente relata su experiencia en un libro
En 1979 Anh-Dao Duong tiene 22 años y escapa de Vietnam dejando atrás a su familia. Su padre es internado en un campo de reeducación política. Francia, la vieja potencia colonial, abre las puertas a un buen número de refugiados, bautizados entonces como boat people, porque abandonaban el país a bordo de viejos barcos abarrotados que se perdían en el océano. El 19 de julio de 1979 aterriza en París el primer vuelo con 250 refugiados. En el aeropuerto Charles de Gaulle espera el alcalde, Jacques Chirac, y su esposa, Bernadette.
Anh-Dao está sola en una esquina y llora. Chirac la ve, se aparta del séquito y se acerca a ella. Primero le ofrece su pañuelo y luego la abraza enternecido. Y como en un cuento de hadas, los Chirac deciden adoptarla; no de forma oficial, pero sí de hecho. Anh-Dao se convierte así en la fille de coeur -la hija de corazón- del matrimonio. Ahora acaba de publicar un libro que se titula, precisamente, La fille de coeur, en el que relata su peripecia vital y cómo es el día a día con los Chirac.
A Chirac le divierte que los guiñoles de Canal + se metan con él, pero no con su mujer
Durante los dos años siguientes Anh-Dao será, junto a Claude y Laurence, otra más de las hijas del matrimonio, vivirá en la Alcaldía parisiense y compartirá todos los momentos más íntimos del actual presidente francés. Cuenta ahora que a Jacques Chirac le gustaban mucho las películas del oeste, y más aún las que tenían a John Wayne como protagonista. Que ambos se sentaban en el salón, frente al televisor, y que él le explicaba sus teorías sobre las lecciones éticas de este género cinematográfico. También cuenta lo mucho que le divierte que los guiñoles de Canal + se metan con él, pero que no soporta cuando se burlan de Bernadette.
Ni que decir tiene que el libro de Anh-Dao Traxel (su apellido de casada) es en su totalidad un homenaje a este hombre, que ahora sólo cuenta con el apoyo del 1% de los franceses en caso de que quisiera volver a presentarse a un tercer mandato. Sin embargo, ella lo define como "un hombre con una mirada tranquilizadora" y no entiende por qué se le descarta como candidato a la presidencia. Chirac, piensa su hija del corazón, decidirá por sí mismo si se presenta, aunque reconoce que su salud tendrá un papel "determinante" en su decisión.
Chirac tiene 73 años, y el pasado mes de septiembre tuvo un accidente vascular cerebral del que parece haberse recuperado, aunque haya mermado en buena manera su futuro político. Pero la publicación de este libro, casi hagiográfico, ha sido leído en muchos sectores como un primer indicio de que el inquilino del Elíseo sigue dándole vueltas a la posibilidad de no mudarse en 2007, o por lo menos que ha puesto en marcha una campaña para restaurar su imagen de estadista, algo dañada en los últimos tiempos.
Ella niega rotundamente que nadie nunca la haya "instrumentalizado con fines políticos", aunque reconoce que le presentó el manuscrito a Chirac para que diera su aprobación. Pero asegura orgullosa: "No me hizo cambiar ni una línea". Su intención, explica, es que "los franceses descubran al hombre que hay detrás del jefe de Estado". "Es tan púdico", añade, "hace 26 años que los Chirac se ocupan de mí sin hablar de ello. Era hora de que su hija lo dijera".
Si Jacques fue un gran padre, a quien sigue llamando papy, no menos determinante fue Bernadette en la vida de Anh-Dao, que se refiere a ella como madame. Es su referencia. "Intento calcar mi comportamiento del de madame, que es mi modelo". Sólo hubo un momento de tensión entre ellas. Anh-Dao es católica pero se divorció y está casada en segundas nupcias con un policía. La muy practicante esposa del presidente no podía entender el divorcio de su primer marido, de origen vietnamita. "Fue un momento difícil, para ella el matrimonio es para toda la vida, pero cuando vio que mi felicidad estaba en juego, lo aceptó".
La idea de escribir el libro se la dio, precisamente, su actual esposo, Emmanuel Traxel, cuando la vio hecha un mar de lágrimas tras ver por televisión un reportaje sobre los boat people.
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