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El Ballet de Biarritz lleva a escena una nueva versión del mito de Don Juan

El montaje se estrenará el próximo 25 de febrero en la localidad francesa

El mito del mujeriego Don Juan, abordado por primera vez por Tirso de Molina en El burlador de Sevilla, nació en la España del Siglo de Oro y ha inspirado desde entonces óperas, coreografías y todo tipo de representaciones teatrales y obras literarias. Thierry Malandain, director artístico del Ballet de Biarritz, vuelve ahora a él para ofrecer una nueva relectura desde la danza. Su Don Juan, se sitúa a medio camino entre el ballet y el baile contemporáneo, y se estrenará el próximo 25 de febrero en la Gare du Midi de Biarritz (21.00), tras la celebración el 17 de un ensayo general abierto al público en la Casa de Cultura de Egia de San Sebastián (19.30).

"Me encanta la idea de un personaje que busca a la mujer a través de las mujeres, a menos que no se esté buscando a sí mismo", afirma Malandain. "Lo razonable sería que un día parase rendido de amor, pero Don Juan no es razonable, no respeta a nada ni a nadie, blasfema".

La figura tenía fascinado desde hacía tiempo al director del Ballet de Biarritz. Por eso, decidió dedicarle una coreografía. El resultado son 45 minutos que actualizan el montaje ideado en 1761 por Angiolini sobre música de Gluck, un hito en la historia del ballet, ya que por primera vez la música participó en el desarrollo de la acción dramática.

Malandain ha mantenido en su coreografía algunas de las claves de aquella danza. Para empezar, recurre a la música del mismo compositor, pero además trasciende el carácter del Don Juan Tenorio español para presentar un personaje más mestizo y universal. "Para Gluck y Angiolini", Don Juan era más bien "el libertino esbozado por Molière. Nosotros conservamos también esos rasgos, al tiempo que le atribuimos expresiones más recientes".

Juegos de Cupido

Sobre el escenario, los 16 bailarines de la compañía cuentan en movimientos la historia de un hombre "místico y con sed de absoluto" que, "como no conoce el éxtasis en la inmovilidad, corre sin cesar para disfrutar de sus múltiples conquistas". Lo hacen con un lenguaje que no se puede enmarcar ni dentro de los cánones del ballet clásico ni tampoco de la danza de vanguardia. "Thierry siempre se basa en lo clásico para tener una lectura contemporánea", confirma Adriana Pous, responsable artística de la compañía francesa en San Sebastián.

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Don Juan es la pieza estrella del programa de la compañía, recién llegada de Nueva York, pero no la única que presentará el 17 de febrero en San Sebastián y el 25 y 26 en Biarritz (17.00). La propuesta se completa con Le petits riens, una obra sobre música de juventud de Mozart que "canta las delicias del amor más que sus penas", según Malandain. En el montaje, una vuelta de tuerca a las tres propuestas realizadas en el último cuarto del siglo XVIII por Jean-Georges Noverre, no hay argumento, "sino una serie de intrigas en torno a juegos y bromas de Cupido". Los bailarines las interpretan como escenas inconexas que van mezclando la pantomima con la danza pura.

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