Una obra de ampliación muy cuestionada

La conversión de la M-501, también conocida como la carretera de los pantanos, en una autovía no es una idea del Gobierno de Esperanza Aguirre. Este proyecto viene arrastrándose desde finales de los años noventa, cuando la Comunidad de Madrid estaba presidida por Alberto Ruiz-Gallardón.

Casi desde el principio se encontró con la oposición de diversos sectores sociales, fundamentalmente los ecologistas, que han cuestionado el proyecto en la Unión Europea. Pero también ha tenido a su favor el apoyo de los alcaldes de los municipios de la zona.

Por el camino ha tenido además algunos traspiés burocráticos. Primero fue la declaración de impacto ambiental, muy restrictiva, que formuló la Consejería de Medio Ambiente. En julio de 1998, llegó un informe desfavorable del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), encargado por el Gobierno regional. En él, el CSIC recordó que el desdoblamiento afectaría a una ZEPA (zona de especial protección para las aves, área bajo tutela directa de la Unión Europea) donde habita una importante colonia de águilas imperiales.

Luego llegaría el cambio de Gobierno y, con él, el compromiso de Esperanza Aguirre, ya en 2004, de transformar la carretera en autovía, aunque ya sólo hasta Navas del Rey.

Hasta el punto de que en el pasado julio, el Consejo de Gobierno aprobó el "interés general" de la obra, con la pretensión de acelerar el trámite. La consejera de Transportes e Infraestructuras, María Dolores de Cospedal, aseguró el jueves pasado en la Asamblea regional que "la Comunidad ha cumplido escrupulosamente con todos los trámites legales" en el procedimiento.

También explicó que se hizo "con el único objetivo de mejorar la seguridad de los peatones y a petición de los municipios de la zona". A lo que agregó: "Los que viven allí sí quieren el desdoblamiento. Y son precisamente los que no viven en la zona los que no lo quieren".