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La Comisión Europea recomienda abrir las fronteras a los trabajadores del Este

Un informe comunitario muestra que no se han producido avalanchas migratorias

Ana Carbajosa

El miedo al fontanero polaco, el emigrante económico del Este de Europa dispuesto a trabajar por míseros salarios, que según los peores pronósticos llegaría en forma de avalancha tras la ampliación y dispararía las cifras de desempleo, ha quedado en entredicho, según los datos que maneja Bruselas. Desde mayo de 2004, fecha de la adhesión, apenas ha crecido el número de trabajadores del Este que se han instalado en los Quince, el desempleo en Europa ha caído y ha mejorado la economía de los tres países -Reino Unido, Suecia e Irlanda- que no pusieron trabas.

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Éstas son las principales conclusiones a las que ha llegado la Comisión Europea en un informe que ayer presentó en Bruselas el comisario europeo de Empleo y Asuntos Sociales, Vladímir Spidla. El documento, el primer estudio en profundidad sobre las consecuencias de los flujos migratorios tras la ampliación, pretende servir de orientación a los Estados miembros, que, antes del 1 de mayo, deberán decidir si levantan la moratoria impuesta por 12 países a la entrada de trabajadores del Este, vigente en principio hasta el año 2011.

"Estos países tienen buenas garantías sociales. No hay una presión como para que se provoquen oleadas de inmigrantes. Los miedos son desproporcionados", sostuvo ayer el comisario checo, quien defiende abiertamente el fin de la moratoria.

"La libre circulación de los trabajadores es una de las cuatro libertades fundamentales de la UE. Este informe muestra claramente que la libre circulación no ha provocado perturbaciones en el mercado de trabajo de la Unión a 15, sino que, por el contrario, cada país y Europa en su conjunto se han beneficiado", recalcó.

Spidla dedicó su intervención ante la prensa a demostrar que el principio de la libre circulación de trabajadores, más allá de consideraciones morales, obedece a una lógica económica. "La emigración de trabajadores antes y después de la ampliación se ha mantenido estable. Ha sido limitada y no lo suficientemente elevada como para afectar al mercado laboral europeo", afirmó.

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Trabas a la emigración

A pesar de esa escasa incidencia, Spidla hizo especial mención a la mejoría de los indicadores de empleo en la Unión Europea. "El paro se ha estabilizado e incluso ha descendido en muchos países", dijo el comisario. Uno de los resultados del estudio muestra que mantener o no las trabas a la emigración no influye de forma definitiva en el número de trabajadores regularizados. Es decir, que los que quieren dejar su país y asentarse en otro lo harán, casi al margen de las regulaciones migratorias.

Por ejemplo, en Alemania, donde se mantienen los obstáculos a la entrada de emigrantes del Este, llegaron hasta 500.000 trabajadores desde que se produjo la ampliación, frente a los 290.000 del Reino Unido o los 160.000 de Irlanda. En Reino Unido, Suecia e Irlanda, los tres países que optaron desde el principio por mantener sus fronteras abiertas al Este, se ha creado más empleo con la llegada de los nuevos trabajadores, y en algunos casos se ha reducido la tasa de desempleo. Los recién llegados han ocupado en su mayoría puestos vacantes y, generalmente, de poca cualificación, que los trabajadores nacionales desprecian. "Además, los emigrantes generan nuevos puestos de trabajo para otra gente", estimó Spidla, quien, en el caso del Reino Unido, se atrevió incluso a relacionar los bajos tipos de interés con la apertura de fronteras. "Gracias a la llegada de trabajadores se han podido mantener los tipos de interés bajos", dijo el comisario. Otro de los beneficios añadidos de la apertura de fronteras ha sido, según el informe de la Comisión, la disminución del trabajo en la economía sumergida.

"La ampliación puede haber contribuido a sacar a la superficie parte de la economía sumergida formada por trabajadores no declarados de los 10 nuevos miembros", sostiene el texto, que añade que esto reduce el riesgo de marginalización y aumenta las garantías sociales de los trabajadores recién llegados.

Restricciones hasta 2011

El documento comunitario ha sido elaborado con los datos proporcionados por los Estados. Los 12 Estados miembros que limitan la entrada a los trabajadores de Estonia, Eslovenia, Eslovaquia, Polonia, República Checa, Hungría, Lituania y Letonia deberán decidir antes del 1 de mayo si levantan o no las restricciones antes de 2011. Fuentes comunitarias sostienen que existe una opción intermedia que consistiría en decidir abrir ciertos sectores y mantener otros cerrados, es decir, modificar el régimen transitorio actual.

En total, los nuevos miembros suman 75 millones de habitantes, frente a los 454 millones de toda la UE. Sea cual sea la decisión final, no afectará en cualquier caso a los ciudadanos de Malta y Chipre, que sí pueden circular libremente por la UE, desde su adhesión en mayo de 2004.

España, Bélgica, Portugal y Finlandia también han expresado su apoyo -aunque no de manera oficial- a la apertura. Sin embargo, los países más próximos a los 10 nuevos socios se inclinan de momento por el rechazo, según fuentes comunitarias.

Austria, país que preside este semestre la Unión Europea y que ha registrado un fuerte incremento de inmigrantes, y Alemania, con una elevada tasa de desempleo, quieren seguir con el bloqueo. Spidla, que no quiso desvelar las posiciones de cada país, dirigió, sin embargo, parte de su intervención a Alemania, donde, dijo, hay cerca de 800.000 puestos de trabajo sin ocupar.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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