Sin compasión
Mantenimiento de los recortes de impuestos, más gastos militares y menos sociales: difícilmente podía Bush alejarse más del "conservadurismo compasivo" que dice defender a la vista del presupuesto de 2,77 billones de dólares que ha presentado al Congreso para el próximo año fiscal (septiembre de 2006 a octubre de 2007). En estas cifras que son espejo de su alma política -y que el Congreso previsiblemente modificará-, lo único que sube son los gastos de defensa (7%, hasta casi 440.000 millones de dólares, la mitad del PIB español, y un 45% más que cuando Bush llegó a la Casa Blanca en enero de 2001), los de seguridad interior y los del Departamento de Estado. Pese a las promesas de reducción del déficit fiscal -preocupante para el mundo entero-, la perspectiva más inmediata es que para el ejercicio en curso sube hasta un récord de 423.000 millones de dólares.
Reaparecen incluso los fondos para sacar petróleo de los parques naturales de Alaska, programa que parecía haber desaparecido del reciente discurso presidencial sobre el estado de la Unión y que ya ha sido rechazado una vez por el Congreso. Los ministerios de Transporte, Justicia y Cultura son los que más recortes sufren, junto con el de Vivienda y Desarrollo Urbano. Qué rápido ha olvidado esta Administración las lecciones del devastador huracán Katrina. Hasta los dineros para la reconstrucción de un hospital de veteranos en la zona quedan para presupuestos suplementarios. La ayuda médica a los mayores y los más necesitados también queda recortada, en un conjunto de programas sociales diezmados. Sólo algunos créditos personales para los seguros médicos se ven favorecidos.
El aumento de las partidas del Pentágono -con nuevos programas contra el terrorismo y conflictos "irregulares"- no supone aún la esperada revisión a fondo de las prioridades militares, ni incluye los inmensos gastos derivados de la guerra de Irak y de Afganistán, que se dotarán separadamente. El conjunto de la propuesta puede llevar a pensar que se trata de un presupuesto de guerra. Pero en tiempos bélicos no se suelen recortar los impuestos, sino todo lo contrario. Bush no habrá conseguido que la rebaja fiscal que sacó adelante en 2001 y 2003 sea permanente, pero, si logra sus objetivos, habrá reducido los impuestos en beneficio de los más ricos en otros 300.000 millones en los próximos cinco años. Estas propuestas chocan en año de elecciones a la Cámara de Representantes y al Congreso, y han sido recibidas con cierto recelo incluso por los republicanos. Pero indican que la Administración sigue haciendo de la seguridad su máxima bandera. Sin compasión.
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