Queja al Ruiz de Alda
En fechas recientes acompañé a mi madre al Hospital Ruiz de Alda de Granada ya que una radiografía abdominal sugería la posibilidad de una obstrucción intestinal, quedando allí ingresada. Al cabo de unas dos semanas mi madre falleció a mi entender (soy médico) debido a la desidia, la incompetencia y la descoordinación allí existente.
Mi madre entró andando, con un buen estado general. He de decir, además, que padecía Alzheimer, con un leve deterioro cognitivo, pero con una calidad de vida más que aceptable (nada más lejos de lo que se denomina en el argot médico "de cama sillón"). A partir de aquí todo fue un cúmulo de despropósitos, sin entrar en detalles quiero mencionar, por ejemplo: 1) Hacinación de enfermos en las habitaciones con sus correspondientes familiares (¿tan difícil es limitar tal asistencia o es que los utilizan para liberarse de sus obligaciones?). 2) Falta de profesionalidad, mala educación y estilo de algunos trabajadores (limpiadoras, auxiliares, personal de enfermería, médicos) que cuando tratas de solicitarles cualquier ayuda o informarles de alguna incidencia del enfermo te miran (si es que te miran) y te contestan (si es que te contestan) con una respuesta en la mayoría de los casos desafortunada. Lo peor sin duda es la actuación del personal médico, residentes sin experiencia, haciendo tiempo para que se termine su guardia y pasarle el caso al residente entrante, o médicos ya de plantilla con desconocimiento de los principios elementales de la fisiología humana (claro no es su especialidad y olvidan que el enfermo es un todo, no sólo su superespecialidad) pues no detectan el deterioro de un ser humano y tampoco se atreven a molestar al especialista de guardia en dicha materia ¡no vaya a enfadarse! 3) Descoordinación, desinterés ("tenemos protocolizado que los enfermos de Alzheimer no entran en UCI" nos manifestó un día un médico), desinformación entre diversos servicios de atención al enfermo, etc. 4) Y, por si todo esto fuera poco, no enfermen en fiestas, puentes... etc., dada la nefasta política de personal.
Sr. director del hospital, ¿tiene Vd. la más remota idea de cómo funciona el hospital que dirige?, ¿conoce en qué circunstancias trabajan los profesionales?, ¿le importa en algo el buen funcionamiento o acaso sólo se guía por estadísticas, optimización de recursos, certificados de calidad y esas cosas que hacen que los políticos sigan siendo políticos? Pues Sr. director, usted dirige un hospital donde la gente acude a que le ayuden en la medida de las posibilidades y en el peor de las veces, a que se le ayude a morir con dignidad, no lo olvide nunca y ponga todo su empeño en eso y deje para otro tipo de empresa todo lo demás.
Si con esta carta salvo al menos a un paciente merecerá la pena.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.