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LAS CARICATURAS DE LA DISCORDIA

Miles de exaltados queman el Consulado danés en Beirut y atacan barrios cristianos

El ministro del Interior libanés dimite a causa del incendio de la representación diplomática

Las violentas protestas por la difusión en Europa de las caricaturas de Mahoma alcanzaron ayer a Líbano, el país más volátil de Oriente Próximo. Miles de exaltados incendiaron el Consulado de Dinamarca en Beirut, situado en el barrio cristiano de Ashrafie, y atacaron una iglesia y viviendas en ese distrito. Renacieron así las tensiones sectarias que destrozaron este pequeño Estado, en el que conviven 18 confesiones religiosas. El ministro del Interior presentó su dimisión. Mientras, el régimen sirio, acusado de permitir los ataques a las embajadas occidentales, reforzó las medidas de seguridad.

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Unos 20.000 musulmanes marcharon ayer hacia la legación diplomática danesa en Beirut, convocados por una organización denominada Movimiento Nacional para la Defensa del Profeta Mahoma. Vistos los precedentes de la víspera en Damasco, la policía empleó gases lacrimógenos y cañones de agua para tratar de dispersar a los manifestantes. No lo consiguieron. La multitud, al grito de "Alá es grande y Mahoma su profeta", quemó dos coches, un vehículo policial y otro del Ejército.

Al llegar a la sede del Consulado danés, la caterva incendió el edificio. Uno de los vándalos que prendió fuego a la sede diplomática pereció al saltar desde el tercer piso envuelto en llamas. Y una veintena de policías y una docena de manifestantes resultaron heridos a causa de la inhalación de gas, informa la agencia Reuters.

Los airados manifestantes extendieron después los disturbios por el barrio de Ashrafie. Lanzaron piedras contra una iglesia, dañaron 50 vehículos y 40 comercios y viviendas. Ashrafie, residencia de la mayoría de los cristianos de Beirut, fue devastado durante la guerra civil de Líbano (1975-1990). Grupos de cristianos también quemaron neumáticos y cortaron brevemente la carretera que une la capital con el valle de la Bekaa. La tensión sectaria es extremadamente peligrosa en este país en el que 18 confesiones religiosas se suman a una estructura política feudal.

Un portavoz policial informó de que las fuerzas de seguridad detuvieron a 174 personas, entre ellos 76 sirios, 38 libaneses, 35 palestinos y 25 beduinos carentes de documentación.

Los incidentes ya se han cobrado la primera víctima política: Hassan Sabeh, ministro del Interior, anunció anoche, tras una reunión de emergencia del Gobierno, que había presentado su dimisión debido a las críticas recibidas. Sabeh explicó que los mil policías se vieron desbordados por los manifestantes, y que no dio la orden de disparar para no provocar una carnicería. Es evidente, como aseguró la Embajada danesa a sus nacionales, que la situación en Beirut está fuera de control. Buena parte de los líderes políticos libaneses -el druso Walid Yumblat o Saad Hariri- residen varios meses al año en el extranjero, temerosos de sufrir atentados como el que costó la vida a Rafik Hariri. Su hijo Saad, de confesión suní y vencedor en los comicios de junio de 2005, aseguró ayer desde París: "Os digo que cualquiera que lance una piedra será encarcelado". El presidente, Emile Lahud, prosirio y cristiano, también deploró los ataques.

Una vez concluida la guerra, Líbano atravesó bajo la tutela siria 15 años de calma. Pero desde septiembre de 2004, cuando el presidente Lahud decidió prorrogar su mandato, y sobre todo tras el magnicidio del ex primer ministro Rafik Hariri, hace un año, los atentados contra los opositores al régimen de Damasco se han repetido sin prisa pero sin pausa. El presidente sirio, Bachar el Asad, al que el comité investigador de la ONU apunta como instigador del asesinato de Hariri, está sometido a un incesante acoso por parte de Estados Unidos y Francia. Un asedio que vivió ayer un nuevo capítulo.

Un día después del asalto e incendio a las Embajadas de Dinamarca, Chile, Noruega y Suecia en Damasco, el presidente estadounidense, George W. Bush, y los Gobiernos de los países nórdicos responsabilizaron al Ejecutivo sirio por la ausencia de protección. El régimen reforzó ayer la seguridad en torno a las misiones diplomáticas occidentales y el ministro de Exteriores, Faruk al Shara, expresó "su pesar por los actos violentos". Los países occidentales y los analistas sostienen que los disturbios no hubieran sido posibles, en un Estado policial como el sirio, sin el consentimiento, al menos tácito, del Gobierno de Damasco.

Manifestantes musulmanes libaneses atacan el consulado danés en Beirut.
Manifestantes musulmanes libaneses atacan el consulado danés en Beirut.EFE

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