Balza advierte a ETA de que pone a la sociedad "al borde del abismo"
La bomba que estalló en la central de Correos de Vizcaya contenía 15 kilos de cloratita
Los mensajes del Gobierno vasco se multiplican en un mismo sentido: destacar el peligro real de las bombas mientras ETA persiste en colocar artefactos cada vez más potentes. El último, la noche del miércoles en la oficina central de Correos de Vizcaya, en un polígono en las afueras de Bilbao, compuesto por 15 kilos de cloratita. No causó heridos, pero sí daños materiales. El consejero de Interior, Javier Balza, dijo que estos atentados colocan a la sociedad "al borde del abismo", porque pueden provocar muertos, y "tensionan hasta el infinito un proceso [de paz] que no termina de nacer".
El edificio de Correos atacado, situado en el polígono Lezama Leguizamón del municipio del Etxebarri, a pocos kilómetros de Bilbao, amaneció con un boquete de enormes dimensiones en la parte trasera, la que alberga las oficinas. A escasos metros hay un pequeño parque con columpios para niños. El servicio de correos no se vio interrumpido y no hubo que lamentar víctimas, ya que la Ertzaintza pudo desalojar a los pocos operarios que había en el interior, dado que el nuevo turno de trabajadores no había entrado aún.
A diferencia de los cuatro atentados realizados por ETA en la última semana, una mujer, que habló en euskera, alertó sobre las diez de la noche en sendas llamadas a la DYA de Guipúzcoa y al periódico Gara, de la colocación de un artefacto en la oficina de Correos, aunque sin precisar la hora de la explosión. La cloratita fue introducida por los terroristas en una mochila en la que, como en otros dos atentados recientes, colocaron la leyenda peligro bomba.
"La Ertzaintza nos mandó encerrarnos en casa. Lo peor fue la espera hasta que estalló la bomba, sobre las once menos diez. La casa tembló, pero no se ha roto nada", relataban ayer, junto a una hilera de casas unifamiliares cercanas al lugar de la explosión, Luis y Rosa Mari, dos vecinos que observaban los efectos de la explosión. La detonación pudo ser escuchada a varios kilómetros del lugar del atentado.
El Gobierno vasco y los partidos, salvo Batasuna, condenaron el atentado, el quinto de 2006. En los últimos dos meses, ETA ha atacado oficinas de Correos de Igorre, Alsasua, Zumarraga y Zuia.
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