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Un 'ertzaina', herido leve al estallar una bomba de ETA en Bilbao sin aviso previo

El Gobierno vasco subraya que los atentados de la banda socavan la credibilidad de Batasuna

Un agente de la Ertzaintza (policía vasca) resultó herido leve, con cortes en las manos, al hacer explosión ayer una bomba colocada por ETA en una oficina del Inem en el barrio bilbaíno de Santutxu. Por segunda vez en los últimos días, los terroristas dejaron una nota junto a la mochila que contenía los cinco kilos de cloratita con la leyenda "Peligro bomba", pero también por segunda vez el comando no avisó previamente de la colocación del artefacto, lo que amplía los riesgos para las personas. El Gobierno vasco condenó con dureza el atentado etarra, el decimoséptimo desde el 1 de diciembre. El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, calificó de "intolerable" que ETA intente "tutelar" el futuro político.

La mochila bomba, compuesta por casi cinco kilos de cloratita reforzada y con temporizador incorporado, según la Policía Autónoma, estalló sobre las dos de la madrugada. Para entonces, la Ertzaintza había desplegado un dispositivo de patrullas en la calle donde se encuentra la oficina del Inem de Santutxu, después de que un particular avisara sobre la una y veinte de la existencia de una mochila sospechosa.

La explosión del artefacto sobresaltó a los vecinos de la zona. "Ha hecho un ruido tremendo. Hemos abierto la ventana para ver los daños hasta que la policía nos ha obligado a meternos en casa", relataba ayer un vecino.

La onda expansiva provocó importantes desperfectos en el local objeto del atentado, en el acceso a un garaje, en varios automóviles aparcados en la calle Santutxu, donde se encuentra la oficina de empleo, y en numerosas ventanas de inmuebles cercanos. Uno de los cristales que reventó por la bomba ocasionó las heridas al ertzaina.

En los últimos cuatro días, ETA ha colocado una potente bomba con cerca de 15 kilos de cloratita reforzada en los juzgados de Balmaseda (Vizcaya), otro artefacto en la oficina de Correos de Zuia (Álava), ambos el pasado jueves, y la mochila bomba de ayer. En ninguno de estos tres atentados los terroristas avisaron previamente de la colocación y ubicación de las bombas, lo que incrementa el riesgo de víctimas mortales. La policía considera que ETA tiene activistas, en algunos casos liberados (a sueldo) de la organización, en las tres provincias vascas, con mayor o menor infraestructura, según el territorio. Desde el pasado 1 de diciembre, la organización terrorista ha colocado con la de ayer 17 bombas o granadas en diferentes provincias españolas.

Los partidos, salvo Batasuna, y los Gobiernos central y vasco cerraron filas en torno a la Ertzaintza, condenaron el nuevo ataque y, en palabras del delegado del Gobierno en Euskadi, Paulino Luesma, exigieron "a quien calla ante el terror, valentía para rechazar la violencia".

El Ejecutivo vasco aseguró ayer en una nota que "cada bomba socava un poco más la credibilidad de aquellos que afirman que desean sacar el conflicto de las calles para llevarlo a una mesa de diálogo y negociación", en alusión a las palabras de Batasuna en el acto de Anoeta de 2004. Por su parte, el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, calificó de "intolerable" que los terroristas pretendan con sus bombas "tutelar" el futuro político de Euskadi.

El PP aprovechó su condena del último atentado para exigir el cese de "los mensajes de negociación" que algunos partidos envían a ETA. "Los terroristas tienen hoy esperanzas de alcanzar sus objetivos, principalmente desde que los actuales responsables políticos han expresado su intención de negociar con la banda", dijo el popular vizcaíno Antonio Basagoiti.

Agentes de la Ertzaintza buscan restos de la bomba que estalló en una oficina del Inem en Bilbao.
Agentes de la Ertzaintza buscan restos de la bomba que estalló en una oficina del Inem en Bilbao.EFE

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