Austria celebra la música de Amadeus
Las calles de Viena y Salzburgo se rinden ante la vitalidad de un músico que, según Nikolaus Harnoncourt, nunca fue un niño
Viena se ha zambullido en Mozart. Para celebrar su 250º aniversario, este fin de semana en los teatros, salas de concierto, en las principales iglesias y también en lugares públicos aparece el compositor de Salzburgo en todas sus facetas. No obstante, los expertos reconocen que el genio, sobre el cual se han escrito innumerables biografías, sigue siendo un enigma. En Salzburgo, el director de orquesta Nikolaus Harnoncourt indicó que la vida y el arte de Wolfgang Amadeus Mozart son incompatibles. "Los datos de su vida no explican su obra" y, aun habiendo sido niño prodigio, "como músico, Mozart nunca fue niño". Harnoncourt lamentó al mismo tiempo la comercialización de tantas actividades que pretenden conmemorar al artista, pero que "nada tienen que ver con su arte".
Los expertos coinciden en que el genio, objeto de numerosas biografías, sigue siendo un enigma
La mayor expectativa en Viena estaba puesta en la nueva producción de Idomeneo preparada por Seiji Ozawa, que se estrenó en el Theater an der Wien en la noche del viernes, en el momento en que se cumplían los 250 años del nacimiento del compositor. Pero, por motivos de salud, no estuvieron presentes ni el director de orquesta japonés ni el director de la puesta en escena, Willy Decker, muy celebrado desde su triunfal Tosca en el Festival de Salzburgo el año pasado.
A pesar de estos percances no se aguó la fiesta. La nueva representación del drama del rey de Creta fue bien aceptada por el público y por la crítica. Ljubisa Tosic, del diario vienés Der Standard, y Chrsistoph Irrgeher, de Wiener Zeitung, apreciaron sobre todo las voces de Angelika Kirchschlager, Genia Kühmeier y Barbara Frittoli, y la sencilla puesta en escena. Pero en la música, dirigida por Peter Schneider e interpretada por la orquesta de la Ópera de Viena Staatsoper, la agencia de noticias austriaca APA lamentó la "falta de concepto".
El viernes por la tarde se celebró la Misa de coronación, que fue retransmitida por televisión en directo a unos treinta países desde la catedral vienesa de San Esteban. Bertrand de Billy dirigió a la Orquesta Sinfónica de la Radio (RSO) con el coro de los Niños Cantores de Viena, acompañados del Coro Viennensis. La iglesia gótica estuvo repleta a pesar de las bajas temperaturas, que obligaron al público a permanecer con los pesados abrigos puestos y a aguantar el intenso frío. Aunque la acústica en la catedral gótica no es idónea, lo importante para los organizadores fue aprovechar un lugar vinculado a la biografía del genio para presentar en vivo música de alta calidad a los espectadores.
Actividades para el público en masa ha habido muchas y seguirá habiendo durante todo el año. En estas tres jornadas, la nueva casa-museo de Mozart, inaugurada el viernes, permanece abierta las 24 horas del día. En la plaza de la catedral, en un recinto entoldado de libre acceso a todo público, se ofrecen durante estos días charlas y actuaciones que a su vez se transmiten en vivo por la emisora de radio Österreich 1, como la lectura de las cartas de Amadeus a su hermana Nannerl, en las que llama la atención el talento literario y la desfachatez del músico.
Además, diseminadas en toda la ciudad se ofrecen a precios módicos muchas otras actuaciones de carácter didáctico para conocer mejor a ese sorprendente músico que tanto cuesta imaginar como un común mortal. Para no perder la orientación entre tanta oferta, se han estructurado circuitos llamados viajes de Mozart.Uno de éstos, que lleva por título Amigos y enemigos de Mozart, se puede iniciar en la Sala Dorada del Musikverein con un breve concierto en el que la Orquesta Sinfónica de Viena interpreta música de Franz von Suppé para mostrar su estrecha vinculación con Amadeus. En el Theater an der Wien, Adi Hirschal, popular actor de teatro, imita con gracia al libretista de La flauta mágica, Emmanuel Schikaneder, amigo de Mozart y compañero de logia masónica. Hay en el Theater an der Josefstadt una lectura del libreto de Fígaro de Lorenzo da Ponte, y puede concluirse la jornada en el Volkstheater con un concierto de piano de Oleg Maisenberg. Otros temas empaquetados en circuitos enfocan facetas concretas como su lado "vienés y cosmopolita", su relación entre "arte y amor", su vigencia entre el "ayer y hoy", y su trascendencia en la "vida y muerte". Este último programa culmina con el Réquiem en la iglesia de San Pedro.
Peter Marboe, organizador del Año Vienés de Mozart 2006, dispone de un presupuesto de 30 millones de euros para todas las actividades. Una inversión muy rentable que se amortizará con un aumento calculado de unos 300.000 turistas más en este año. El propósito de Marboe, ex concejal cultural del Partido Popular, ha sido "rescatar la vitalidad de Mozart", teniendo sobre todo en cuenta que en su tiempo fue un artista contemporáneo. "Estaríamos actuando contra su espíritu si no nos planteáramos los temas de nuestros días". Muchos conocedores de Viena suelen criticar a esta ciudad porque se autocalifica de "capital de la música", pero, a diferencia de siglos anteriores, hoy se dedica más a conservar tesoros de antaño que a fomentar talentos emergentes. Según Marboe, no se trata ahora únicamente de indagar en la obra del genio, sino también de "plantear debates bajo la inspiración de Mozart, tales como las condiciones de vida y las relaciones de dependencia a las que están sometidos los compositores de ahora, la dimensión europea del artista, la relación entre padre e hijo, la visión que tenía Mozart de las mujeres y, sobre todo, sacar conclusiones de su admirable capacidad de conjugar el espíritu de la Ilustración con lo sacro".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.