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Una auditoría de EE UU detecta el aumento de la corrupción en la reconstrucción de Irak

El informe destapa fraude en numerosas obras y la 'desaparición' de millones de dólares

Una auditoría sobre las prácticas financieras de EE UU en Irak, realizada por la oficina del inspector general especial para la reconstrucción, ha descubierto numerosas irregularidades y amplía las detectadas en los informes de 2003 y 2004. El inspector general, que ha investigado más de 2.000 contratos, enumera numerosos casos de fraude e incompetencia con millones de dólares escondidos en baúles o en cuartos de baño o perdidos en obras nunca finalizadas. Un ejemplo: sólo se terminarán 49 de los 136 proyectos destinados a la mejora de la red de agua potable.

Un centro de trabajo de personas dedicadas a la reconstrucción y que les servía de residencia estaba inundado de billetes de 100 dólares, llamados ladrillos en su argot laboral. Uno de esos funcionarios, a quien la auditoría no identifica, guardaba en el cuarto de baño dos millones de dólares (1,63 millones de euros); un segundo tenía escondido más de medio millón (400.000 euros) en un pequeño baúl. Otro caso: un contratista cobró 100.000 dólares 81.766 euros) por la rehabilitación de una piscina olímpica en Hilla, al sur de Bagdad. Se limitó a pulir la bomba de agua, y las autoridades norteamericanas en la zona certificaron que el trabajo había sido completado. De esas bombas sólo brotó un agua sucia y marrón.

El inspector general ha investigado más de 2.000 contratos por valor de 88 millones de dólares (72 millones de euros). Para él, existen indicios claros de fraude, y prosigue con las investigaciones. El Pentágono y el Departamento de Estado de EE UU han recibido copias de la auditoría.

Dudas sobre Bremer

Algunos de estos casos podrían estar relacionados con cuatro estadounidenses detenidos bajo la acusación de robo, soborno, posesión de armas y conspiración en relación con presuntos fraudes en proyectos de reconstrucción en la zona de Hilla. Pero apesar de estas posibles conexiones, la mayoría del material que ofrece la auditoría es nuevo y se centra en proyectos de reconstrucción abandonados o simplemente inexistentes, y de dinero en metálico que sale de la caja de Hilla sin anotaciones contables ni recibos, lo que provoca nuevas preguntas sobre el modo de actuar de la autoridad provincial dirigida por Paul Bremer en los primeros meses después de la invasión de Irak.

"Lo más triste de todo esto, teniendo en cuenta el grado de destrucción del país, es que necesitamos cada dólar para reconstruir Irak", afirma Wayne White, ex funcionario del Departamento de Estado que trabajó en Irak de 2003 a 2005. White cree que se han robado o desperdiciado grandes cantidades de dinero, y que lo ocurrido en Hilla se ha repetido en otras provincias.

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"No me sorprende para nada lo ocurrido", apunta un funcionario del Pentágono que exige el anonimato. También predice problemas en otras partes de Irak, sobre todo en Basora, bajo control militar británico, y en la provincia de Al Anbar, donde hay más actividad insurgente. "Allí es un desastre", dice.

El dinero evaporado en Hilla, que procedía de los ingresos por la venta de petróleo y de las cuentas confiscadas a Sadam Husein, encontró una vía fácil de salida del país. Un soldado estadounidense asignado al equipo de boxeo olímpico iraquí se gastó en un casino durante un viaje a Filipinas cerca de 60.000 dólares (49.000 euros) procedentes de Irak.

Algunas veces, las consecuencias de los fraudes han sido dramáticas. Sucedió en Hilla. Un contrato de 662.800 dólares (541.946 euros) para la rehabilitación del hospital de esa ciudad chií próxima a Babilonia fue abonado en su totalidad por un oficial norteamericano en junio de 2004, aunque el trabajo aún no estaba terminado. Ni siquiera se reemplazó el ascensor principal, a pesar de que estaba previsto en el proyecto, y cuando se reabrió el hospital, tres iraquíes murieron al desplomarse el elevador central.

Por malversación o inseguridad, muchos de los proyectos de reconstrucción no se han terminado. De los 136 proyectos para la mejora del sistema de agua potable, sólo se terminarán 49. De los 425 previstos para proveer de electricidad al país se terminarán 300, asegura la auditoría.

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