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Philip Morris baja los precios y provoca que Altadis sufra una caída bursátil del 4%

La cajetilla de Marlboro cuesta por primera vez menos que la de Fortuna

Guerra de precios en el sector del tabaco tras la decisión del Gobierno de subir los impuestos que gravan los cigarrillos. El martes, Altadis repercutió esta subida impositiva aumentando los precios de sus principales marcas -Fortuna, Nobel, Ducados- entre 25 y 40 céntimos. Su principal rival, Philip Morris, adoptó ayer la medida contraria, bajando los precios entre 40 y 45 céntimos. Marlboro, su marca estrella, cuesta ahora 2,35 euros y es por primera vez más barato que Fortuna. Las acciones de Altadis cayeron un 4,01%.

La tabaquera estadounidense Philip Morris adoptó una medida tan inesperada como revolucionaria. En lugar de repercutir en la cajetilla la subida de los impuestos sobre el tabaco aprobada el pasado viernes por el Gobierno, decidió rebajar sus precios entre un 14,5% y un 20,5%. Además, la medida es más desconcertante si se tiene en cuenta que se produce tan sólo un día después de que la tabaquera hispano-francesa Altadis, de acuerdo con la lógica del mercado, subiera los precios de sus principales marcas entre 25 y 40 céntimos.

La primera y la más visible consecuencia para el consumidor es que, por primera vez, el paquete de Marlboro, la marca estrella de Philip Morris, pasa a ser más barato que la cajetilla de Fortuna, la primera marca de Altadis. La cajetilla de Marlboro cuesta hoy 2,35 euros, 40 céntimos menos, mientras que la de Fortuna vale 2,50 euros, tras la última subida de 25 céntimos.

Por su parte, el paquete de Chesterfield baja 40 céntimos, hasta los 2 euros, y la de L&M vale 1,75 euros, frente a los 2,20 euros anteriores. Igualmente el paquete de Lark baja de 2,60 a 2,35 euros, y el de Philip Morris, de 2,40 a 2 euros.

La compañía estadounidense ha justificado oficialmente la bajada de precios en la necesidad de competir con las llamadas marcas baratas (de menos de 1,80 euros por cajetilla). El fabricante señala que la proliferación de estas marcas se explica por la inexistencia de una tasa impositiva única para todo el tabaco, que grave fuertemente y de forma lineal todas las marcas, desincentivando así el consumo de las marcas baratas.

La decisión ha desatado reacciones enfrentadas en todo el sector. La más airada ha sido la de los estanqueros, que amenazan con el cierre de sus establecimientos ante la situación de "inestabilidad" por la "guerra de precios" entre tabaqueras y la pérdida de ingresos que les puede acarrear.

El presidente de la Unión de las Asociaciones de Estanqueros, Manuel Juan Fernández Vicario, en declaraciones a Europa Press, echó la culpa de la situación al Gobierno, por no haber aplicado un incremento mayor en la subida de los impuestos del tabaco aprobada el pasado viernes. El Consejo de Ministros decretó la subida de dos euros del tipo de impositivo sobre las labores de tabaco (de 4,20 a 6,2 euros por cada 1.000 cigarrillos).

Los estanqueros consideran esta subida insuficiente y piden un precio mínimo de la cajetilla, con el fin de evitar los diferenciales "tremendos" de precios entre España y otros países europeos como Francia, Italia y Portugal, en los que el precio más barato es de 4 euros, 3 euros y 2,13 euros, respectivamente. El próximo día 31 se reunirán para decidir finalmente sobre un posible cierre patronal.

Cierre de estancos

Por su parte, el director general de la Asociación Empresarial del Tabaco (AET), Juan Barreiro, advirtió a los estanqueros de su obligación de vender las denominadas marcas baratas de cigarrillos, a pesar de la merma de ingresos que les supone.

Pero la más perjudicada fue ayer Altadis, cuyas acciones se dejaron un 4% en Bolsa. Los títulos de la tabaquera presidida por Antonio Vázquez cerraron la sesión a 34,95 euros, y retrocedieron así hasta el nivel que marcaban el pasado 22 de agosto, tras el último movimiento de Philip Morris en la guerra de precios que libran las multinacionales para contrarrestar los efectos de la ley antitabaco, que entró en vigor a comienzos de año.

Altadis estudia ahora cómo responder a su máximo competidor, aunque ayer optó por un prudente silencio.

Y es que en el trasfondo de esta guerra comercial está la campaña antitabaco, dirigida a desincentivar su consumo, en especial por parte de los consumidores más jóvenes, a los que las tabaqueras intentan mantener enganchados con marcas baratas.

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