Barcelona consagra la sinagoga del Call
Un judío neoyorquino ha donado al templo unos pergaminos de la Torá de 500 años de antigüedad valorados en unos 25.000 euros
La comunidad judía consagró ayer la sinagoga Mayor de Barcelona. La ceremonia ha supuesto la culminación del proceso de recuperación de este antiguo templo, que se construyó en el siglo III y que fue redescubierto hace a penas 20 años. "Ya tenía razón David Ben Gurion, cuando dijo que Palestina tiene demasiada historia para tan poca geografía", ironizó ayer Miguel Yaffa, 66 años, un hispano-catalán-argentino, miembro de una familia judía oriunda de Lituania y Ucrania, mientras animaba a curiosos y fieles a apretujarse en el interior del templo, permitiendo así el acceso a los que se habían quedado en la calle.
Miguel Yaffa, que durante estas dos últimas décadas ha dedicado esfuerzos y dinero a los trabajos de recuperación de la sinagoga barcelonesa, se convirtió en maestro de ceremonias de un acto llenó de emotividad, en el que participaron destacados responsables de la comunidad en Barcelona. Entre ellos se encontraba el publicista y ex candidato a la presidencia del FC Barcelona Lluís Bassats.
El invitado principal al acto fue Lorenzo Rozencwaig, de 69 años, un abogado judío neoyorquino, especialista en derecho tributario, afincado en Miami y oriundo de Polonia. Sentado en un lugar de honor del templo, contempló con orgullo los dos rollos del Sefer Torá, el ejemplar de pergaminos con los textos del Pentateuco (cinco primeros libros bíblicos), escritos a mano. El texto ha sido donado por él a la comunidad judía de Barcelona y es imprescindible para los actos litúrgicos. "Son una pieza de museo. Tienen mas de 500 años: son de escribanos de Marruecos o de Italia y salieron de España como consecuencia de la persecución de la Inquisición"."Un grupo de científicos y expertos ha certificado la autenticidad de estos pergaminos, que desde hace un siglo estaban en manos de un religioso judío de Nueva York", aseguró Lorenzo Rozencwaig. La compra de los pergaminos sagrados se cerró por 30.000 dólares -alrededor de 25.000 euros- a los que hubo que añadir los impuestos y seguros de su transporte hasta Barcelona.
Esta sinagoga está administrada por la Asociación del Call de Barcelona, una organización fundada en 1997 con la intención de rehabilitar y recuperar para la comunidad judía y para la historia de la ciudad este espacio. La entidad está integrada por numerosas personas de diferentes confesiones religiosas, así como por historiadores locales, que han unido sus esfuerzos para hacer realidad el proyecto.
"Hemos cerrado el círculo que nos está permitiendo reencontrar la historia y el alma judía de Cataluña", aseguró durante el acto la ex dirigente de Esquerra Republicana, Pilar Rahola. Visiblemente emocionada, recordó que el proyecto se puso en marcha gracias a las subvenciones que otorgó el Ayuntamiento de Barcelona, en la epoca en que ella ocupaba la concejalía de Turismo y Comercio por ERC.
La sinagoga del Call ha permanecido durante más de 500 años escondida bajo los escombros y el olvido. En un tiempo, la nave sirvió de taller de tinte, para acabar convirtiéndose, a mediados de siglo pasado, en depósito de material eléctrico. Una parte del local no ha podido ser rescatada, ya que forma parte del comedor de un restaurante vecino. Las tareas de recuperación se dan, sin embargo, por finalizadas según aseguró ayer uno de los los expertos que ha participado en la rehabilitación.
La sinagoga Mayor del Call es el cuarto templo judío con que cuenta Barcelona. La sinagoga más antigua se encuentra en la calle del Avenir, en el barrio de Gràcia. Este templo fue el punto de encuentro, en los años de la dictadura, de una exigua comunidad hebrea, amenazada constantemente por grupos fascistas. En los últimos años se han abierto otras dos sinagogas, una promovida por la comunidad reformista y una tercera por los seguidores del rabino Jabad Lubavitch, que encabeza una de las comunidades más controvertidas y activas.
La ceremonia de ayer fue cerrada con una nota de color, protagonizada por el rabino Jacobo Malkha, de 60 años, oriundo de la ciudad marroquí de Meknes y residente ahora en Miami, que fue contratado e invitado especialmente para oficiar la consagración. El religioso, en una singular pirueta, teñida de melancolía y nostalgia, desempolvó una vieja copla de Juanito Valderrama, que coreó acompañado por el público, tras haberla adaptado para la ocasión y traducido algunas de sus estrofas al hebreo. "Cuando salí de mi tierra, volví la cara llorando..." entonaron los fieles judíos sin vergüenza y sin hacer caso del tañido de las campanas de la catedral, que empezaron a llegar desde el exterior.
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