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Reportaje:ARQUITECTURA

Sharon, el arquitecto de las ruinas

Cuando Sharon haya abandonado la escena política, no habrá necesidad de imprimir su legado en libros y álbumes, puesto que ya está escrito en grandes letras en los espacios del conflicto palestino-israelí. Ya sea en lo militar o en lo político, las épocas en las que Sharon ocupó el poder siempre estuvieron caracterizadas por las frenéticas construcciones que perfilaron decisivamente las realidades físicas en las que tanto israelíes como palestinos luchan por vivir. Resulta significativo que Sharon raramente fuera fotografiado sin un mapa enrollado bajo el brazo. Su influencia en la transformación del entorno de los territorios ocupados es tan grande que, después de Ben Gurion, que concibió la formación y la planificación del joven Estado, sin duda se le conocerá como el segundo arquitecto de Israel. Para Sharon el arquitecto-general, la guerra es la política y la política es ganar espacio. Como bien sabe todo arquitecto, el ganar espacio implica ubicar y despejar; construcción y destrucción. Y, por ello, lo que sigue podría leerse como una crítica de la obra espacial de Sharon, en la manera en que un arquitecto reseña el trabajo de otro.

En la última mitad de siglo no ha habido una frontera o una ley que Sharon no haya violado o derruido

En todos los cargos que ocupó desde los años cincuenta, cuando salió a la luz pública como el "mítico" comandante de la notoria 101ª unidad de comando transfronterizo -general en el frente Sur durante la guerra del Yom Kippur en 1973; ministro con distintas carteras; cerebro de la invasión israelí de Líbano y del proyecto de asentamiento en Cisjordania, y, finalmente, primer ministro- Ariel Sharon hizo gala de una firme ideología espacial. Tradujo las prácticas militares de un campo de batalla dinámico y siempre cambiante a los principios de planificación civil y la creación de una "realidad sobre el terreno" masiva a la que, paradójicamente, estuvo bastante dispuesto a renunciar cuando surgió la necesidad. Sharon era la personificación del "mito de la frontera" israelí. Este mito, nacido en los primeros asentamientos sionistas agrícolas que forjaron la juventud de Sharon, no sólo glorificaba las virtudes de la individualidad, la autonomía y la independencia, sino que también fomentaba la intolerancia hacia la ley y el orden estatales y todo lo que se percibiera como "burocracia urbana". Este mito se veía alimentado por la idea de la frontera como una profunda y proteica zona de combate, un lugar cambiante y artero de conflicto.

En la última mitad de siglo no ha habido una frontera o una ley que Sharon no haya violado o derruido. Sus operaciones militares se extendieron a través de todas las fronteras de Israel, y su comportamiento en público transgredió todos los límites éticos. Pero luego, de forma inesperada, evacuó los asentamientos de Gaza y construyó un muro a través de las tierras palestinas que ejemplificaba la tranquilizadora iconografía de una frontera estatal estable. ¿Maduró Sharon y decidió finalmente "cerrar la frontera israelí"?

Los orígenes de la arquitectura de Sharon se remontan a la época en la que trabajó como jefe del mando sur de las Fuerzas de Defensa Israelíes a principios de los años setenta. Para someter a las guerrillas palestinas situadas en los campos de refugiados de Gaza, labró una red de carreteras lo bastante anchas como para que los tanques atravesaran su densa trama destruyendo casi mil hogares. De forma simultánea, supervisó la construcción de una matriz de fortificaciones terrestres en las cumbres del desierto del Sinaí ocupado. Esta matriz demostró ser una malla flexible que absorbió el ataque egipcio en la guerra del Yom Kippur en 1973 y aportó la base para el contraataque de Sharon por el canal de Suez. Alabado a bombo y platillo después de este conflicto como "el salvador de Israel" (a veces incluso como su "rey"), utilizó el capital político conseguido de esta manera para ayudar al derechista Likud a hacerse con el poder. En el primer Gobierno de Begin en 1977, Sharon se encargó de construir asentamientos por toda Cisjordania incumpliendo la ley internacional. La distribución de los asentamientos civiles, que se justificaron como "medidas de seguridad temporales", seguía el ejemplo de la matriz defensiva que había creado en el Sinaí. Sin embargo, esta vez no sólo aportaba profundidad estratégica, sino que también fragmentaba la zona poblada por los palestinos en cantones separados. Parecía que hubiera sustituido el tanque por la casa unifamiliar de tejado rojo y desplegado asentamientos en los extrarradios como divisiones blindadas a lo largo de un dinámico teatro de operaciones.

Por permanentes que puedan parecer los asentamientos tanto a sus ocupantes como al observador externo, para Sharon eran meros peones que podían moverse hacia delante y hacia atrás o reubicarse de acuerdo con las necesidades surgidas en un campo de batalla en constante evolución. De ese modo, Sharon recientemente pudo retirar a varios miles de colonos de Gaza y, de forma simultánea, ubicar a decenas de miles más en asentamientos de toda Cisjordania. La temporalidad y la flexibilidad sin duda constituyen el sello distintivo de su obra como arquitecto en toda la frontera israelí. Por tanto, no hay motivo para dudar de la afirmación de Sharon de que el propio muro es una "medida de seguridad temporal", y que no se convertirá en una frontera estatal permanente. En ese aspecto merece un lugar en la solución respaldada por Bush y Sharon -la Hoja de Ruta-, que propone una soberanía palestina "blanda" dentro de burbujas temporales y flexibles de espacio que los palestinos, si así lo desean, serían libres de denominar Estado. Libres, eso sí, siempre que estén dispuestos a aceptar una serie de territorios amurallados y unidos por túneles y puentes como único medio de contigüidad. Teniendo en cuenta el hecho de que el discurso arquitectónico contemporáneo idolatra los conceptos de flexibilidad y temporalidad, es chocante que a Sharon todavía no se le haya ofrecido un premio Pritzker (el equivalente al Nobel para arquitectos).

Aunque en nuestras ciudades

contemporáneas los arquitectos pueden imponer sus diseños con relativa impunidad (no se han levantado barricadas para impedir la regeneración durante décadas), el arquitecto Sharon no ha impuesto su plan en un terreno tan pasivo. El carácter unilateral de las construcciones de Sharon sin duda seguirá enfrentándose a una resistencia constante, tanto de los palestinos como del mundo en general, lo cual garantiza que todas sus "soluciones" permanecerán hasta que se dispute otra ronda de conflicto. Los asentamientos y el muro son elementos de la misma lógica de seguridad de las soluciones unilaterales que perpetúan e intensifican la animosidad y la violencia, las mismas animosidad y violencia que pretendían apaciguar en un principio. Los asentamientos de Gaza fueron destruidos. Los asentamientos de Cisjordania e incluso el muro serán demolidos a su debido tiempo. Las construcciones de hoy son los escombros del mañana y, por ello, Ariel Sharon será recordado, en más de un sentido, como el arquitecto de las ruinas.

Traducción de News Clips. Eyal Weizman es arquitecto y profesor en el Goldsmiths College de Londres

El muro que separa israelíes de palestinos, construido por Ariel Sharon.
El muro que separa israelíes de palestinos, construido por Ariel Sharon.MORGANA VARGAS LLOSA

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