Iluminación
Resulta que hemos disfrutado de una iluminación navideña que viene a confirmar que por fin el Ayuntamiento sabe que se puede hacer sin abusar del gasto ni del mal gusto. Porque, en general, esta ciudad abusa de la iluminación; en muchos casos parece como si se derrochara, con lo que eso significa del mal uso de los recursos.
Pero, sin embargo, no cuida que la haya donde es necesaria para la seguridad de los ciudadanos que tienen que usar una determinada vía, tanto vehículos como peatones. La verdadera razón de una iluminación es capacitar el desenvolvimiento de la vida ciudadana en las condiciones mejores posibles sin abusar de ella; por ello, no entiendo que pueda una vía urbana importante tener un volumen de obras que modifican, estrechan y dificultan la movilidad por ella y no tener la iluminación y señalización adecuadas, además de la que debe tener normalmente.
Digamos que hablo, por ejemplo, de la avenida del Mediterráneo, desde la plaza del Conde de Casal hasta la M-45, sin iluminación desde hace 20 días en la mayor parte de su recorrido, con obras que desvían y estrechan su trazado normal en el comienzo de la vía y en las que no existe siquiera un reflector para ver los muros de hormigón que hacen de separación. Pero sumen a todo ello un día de lluvia y la velocidad de muchos conductores a los que no les afecta ninguna de estas cuestiones, y verán cómo el riesgo se multiplica, hasta un punto que el ciudadano considera que a las autoridades municipales no les preocupa lo principal de la función para la que deben trabajar, que es el bienestar de todos.
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