Hoteles a precio de hostal

Centros históricos, periferias de grandes ciudades, parques empresariales o tecnológicos, estaciones de servicio en carreteras y autovías... La cuesta de enero se sube mejor desde emplazamientos determinados, a veces poco convencionales para el turismo. Es allí donde han surgido en España hoteles de las cadenas que más apuestan por un alojamiento a precios reducidos.

Animado por el éxito fulgurante de las aerolíneas low cost, el sector hotelero español replica a la guerra de precios con una nueva fórmula basada en establecimientos modulares, en algunos casos prefabricados, emplazados en suelo que aún no ha experimentado una explosión inmobiliaria y con una estrategia de optimización de costes en el servicio. Una estimación nada exagerada cifra en 8.500 las habitaciones gestionados por las 11 cadenas que operan actualmente en el país bajo este segmento. Si bien el 80% de la cuota de mercado reside en manos de tres grupos: el francés Accor, el americano Intercontinental y el español NH.

Accor opera a través de varias marcas uno de cada cuatro hoteles económicos en España, y prevé abrir un centenar de establecimientos hasta 2010. Sin embargo no acaba de despegar en la Península su marca más económica, Formule 1, que tanto éxito ha tenido en Francia y que ofrece en sus siete establecimientos españoles (en la periferia de grandes ciudades) habitaciones dobles que cuestan todo el año entre 29 y 35 euros. La amplia oferta de estrellas y precios retrae a una clientela poco acostumbrada al turismo de carretera. Más aceptación han tenido sus marcas Ibis y Mercure, que ofrecen habitaciones con baño, teléfono, climatización, Internet y unas instalaciones más variadas (cafetería, sala de reuniones, bar) por menos de 70 euros.

Presente en Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza, Intercontinental posee 18 hoteles bajo la marca Express by Holiday Inn, con precios a partir de 49 euros. NH Hoteles, por su parte, agrupa 21 establecimientos en torno al concepto Express (desde 48 euros), seña de identidad de unos hoteles estratégicamente situados en parques empresariales.

Diseño en poco espacio

Madrid y Barcelona importan con éxito en estos momentos un modelo de hotel urbano a precio de hostal procedente del norte de Europa, donde el elevado precio del suelo aún es más acuciante. Apuestan por el diseño de vanguardia, pero sacrifican el espacio del que disponen los hoteles más convencionales. Bibiana y Álex Serra gestionan el concepto Gat Accommodation, que ya dispone de dos hostales vanguardistas en el centro histórico de Barcelona, el Gat Raval, con cuatro años de funcionamiento, y el Gat Xino, inaugurado hace apenas un año en el barrio chino. Ambos llevan la firma del estudio de arquitectura Bopbaa (autores de la ampliación del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid) y del estudio gráfico Canó. Estos jóvenes emprendedores prevén expandirse a otras capitales europeas frecuentadas por una clientela joven y desenfadada, avezada en el uso de Internet a la hora de efectuar su reserva e incapaz de gastarse 200 euros en una habitación con vistas a una calle estrecha y ruidosa de un casco viejo.

En el madrileño barrio de Huertas, el hostal 7 Colors Rooms se suma a la novedad de lo barato de diseño y aplica los principios terapéuticos de la cromoterapia en la decoración. El precio incluye Internet y acceso a la prensa diaria en el Meeting Point mientras se bebe un zumo, un té o un café, o se toma un sándwich a cualquier hora. Algo más caro, aunque bajo el mismo concepto, es la fórmula Room Mate Hoteles, de Gorka Atorrasagasti y Carlos Marrero, cuyo primer establecimiento, llamado Room Mate Mario, acaba de ser redecorado por Tomás Alía. En cartera tienen otros tres: Room Mate Alicia, Room Mate Óscar y Room Mate Laura, que abrirán próximamente en distintos puntos del centro de Madrid.

Bilbao también se apunta a la moda con el hostal Iturrienea, en el barrio de las Siete Calles. Igone Orbe y Carlos Vara, sus propietarios, no buscan tanto diferenciarse como ofrecer con un aggiornamento del edificio la hospitalidad entendida a la vieja usanza. Casi como en una pensión de las de toda la vida.