El homicida de Correos
Un ex vigilante de seguridad ha puesto de manifiesto que en el sector de la seguridad privada se incumple la normativa vigente según la cual todo vigilante necesita un permiso del Ministerio del Interior para ejercer su oficio.
Han hecho falta dos muertos, una herida y un suicidio, el del propio ex vigilante, Manuel Ramírez Torrecilla, para darse cuenta de ello. El homicida y la compañera de trabajo herida sí disponían de la pertinente habilitación, pero los dos vigilantes asesinados, no. Es probable que en este caso hubiera dado igual.
Pero la pregunta es ¿qué pasaría si el homicida no hubiera dispuesto del preceptivo permiso? ¿Quién o quienes serían responsables subsidiarios de los hechos? ¿La empresa contratada? ¿La empresa contratista? ¿El Gobierno regional? ¿El Ministerio del Interior? Quizá, todos, por hacer la vista gorda ante situaciones de violación de la ley. Y luego nos lamentamos.
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