Alcaldes de Lleida piden a Maragall que el futuro aeropuerto de Alguaire respete el entorno
Joaquim Nadal señala que la instalación aeronáutica podría entrar en servicio en 2008
La alcaldesa de Alguaire (Segrià), la convergente Olga Fransi, en nombre de los alcaldes de la zona, pidió ayer a Pasqual Maragall, que estos días se encuentra de visita en Lleida, que el aeropuerto que se construirá en la zona sea respetuoso con el entorno. Los ediles están preocupados por los posibles efectos negativos que en el futuro pueda comportar el equipamiento para el medio ambiente. El presidente de la Generalitat le respondió que la Generalitat tiene "técnicos muy sabios que saben lo que se hacen" y se comprometió a que el aeropuerto respete el medio ambiente y no hipoteque ninguna infraestructura ni la rica actividad agrícola que tiene la zona.
El futuro aeropuerto de Lleida, el primero que gestionará directamente la Generalitat, tendrá, pese a ser de segunda categoría, una gran capacidad operativa y combinará el transporte de pasajeros y de mercancías con los usos deportivos, y en él podrán operar aviones turbohélices y reactores con capacidad para 80 o 90 pasajeros. La Generalitat no descarta experimentar fórmulas de gestión compartida entre la Administración y el sector privado.
367 hectáreas
La infraestructura aeroportuaria estará ubicada en un extenso altiplano situado a unos cinco kilómetros de Alguaire y en medio de unos terrenos agrícolas dedicados al cultivo del cereal. Ocupará una superficie de 367 hectáreas, de las que 134 estarán destinadas al movimiento de aeronaves y a actividades aeronáuticas, y el resto a usos industriales y logísticos.
En su visita a Alguaire, Maragall estuvo acompañado por el consejero de Política Territorial y Obras Públicas, Joaquim Nadal, uno de los principales impulsores de este aeropuerto. Nadal aseguró que las gestiones están muy avanzadas y que confía en que durante este año se acaben las expropiaciones y el proyecto ejecutivo, de forma que las obras puedan empezar a primeros de 2007 y en 2008 el aeropuerto esté operativo.
Nadal no descartó la posibilidad, en una segunda fase, de llevar a cabo una ampliación importante en este aeropuerto y subrayó que el efecto inducido de esta infraestructura ya se nota en las poblaciones situadas en su área de influencia, donde el Incasol está creando una oferta sólida de suelo industrial para dar respuesta a las necesidades existentes y a las relacionadas con la futura actividad aeronáutica. Asimismo fijó como prioridad mejorar la accesibilidad directa al aeropuerto, ubicado entre dos carreteras nacionales, la N-240 de Lleida a Huesca y la N-230 de Lleida a Francia por el valle de Aran, que Fomento prevé convertir en autovía. La Generalitat apremiará a Fomento a fin de que agilice los trámites para convertir ambos ejes en autovía.
Con payeses e inmigrantes
A Pasqual Maragall no le importó ayer que la agenda estuviera cargada de actos, recepciones, visitas y reuniones. En todo momento se desenvolvió como si todavía fuera alcalde. Se mostró cómodo en la comitiva oficial, pero donde mejor supo moverse fue en el contacto directo con la gente. Puso buena cara cuando un grupo de payeses le recibió delante del Ayuntamiento de Alguaire con gritos de "¡agua sí, zepas no!" y pancartas que rezaban: "Ocells sí, rapinyaires no". Los manifestantes se oponen a que sus tierras sean declaradas zonas de especial protección para las aves (ZEPA). Se reunió con ellos y les aseguró que tendrá en cuenta sus peticiones.
El líder socialista aprovechó la segunda jornada en Lleida para ponerse al día sobre las infraestructuras pendientes en el territorio y las actuaciones urbanísticas previstas en el entorno de la estación de Renfe y en el barrio de La Mariola de Lleida, incluido en el Plan de Barrios. También quiso conocer las inquietudes del sector agrario y del pequeño comerciante.
En su visita a La Mariola, un barrio humilde y con población en situación de exclusión social, Maragall se interesó por las obras que se están ejecutando en la zona para recuperar la calidad urbana y la actividad económica. Pero no se limitó sólo a las cuestiones técnicas, sino que quiso sumergirse en el problema caminando entre zanjas y máquinas excavadoras, hablando con el operario y con el pensionista con el que se cruzó en la calle, subiendo a una peluquería de señoras, tomándose un cortado en un pequeño bar y entrando en un centro juvenil y sentándose junto a una joven inmigrante que tecleaba en un ordenador. "¿Ya buscas trabajo?", le preguntó. Fue tan grande el sofoco que le cogió a la joven, que apenas pudo contestar.
A última hora de la tarde aún tuvo tiempo para pasear por el eje comercial de Lleida.
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