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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Base logística

La detención de 20 militantes islamistas en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), Madrid y Lasarte (Guipúzcoa) demuestra que España se ha convertido en una importante base de captación y reclutamiento de Al Qaeda, principalmente para el brazo operativo que Al Zarqaui comanda en Irak. La repetición de este tipo de redadas pone de manifiesto por un lado la eficiencia de los servicios policiales y de inteligencia dedicados a combatir el terrorismo islamista, pero también la penetración de la red en nuestro país. Como ha venido a recordar el ministro del Interior, José Antonio Alonso, a pesar de éstas y otras detenciones no se puede excluir que estas células pudieran en el futuro volver a actuar aquí. Más de un centenar de islamistas han sido detenidos en los últimos 12 meses en España.

La operación es fruto de una intensa cooperación internacional. Análisis de ADN de restos orgánicos obtenidos por la policía científica italiana en Nasiriya (Irak), tras el atentado que costó la vida a 19 carabineros italianos y nueve ciudadanos iraquíes, el 12 de noviembre de 2003, y su contraste con otras muestras en poder de la policía española permitieron establecer la conclusión de que el terrorista suicida había sido reclutado en España. Hay indicios de otros casos de suicidas en Irak que han salido también de territorio español. Por ello, el desmantelamiento de estas redes de reclutamiento y de financiación es parte esencial de la lucha contra el terrorismo, no sólo en el país árabe sino en la propia España. Las amenazas de estas redes van dirigidas a la seguridad de todos, y de ahí que resulte indispensable la colaboración internacional en una tarea sumamente compleja, dada la dispersión de estas células dispersas. Aunque Irak actúe como polo de atracción para los terroristas, sus acciones pueden ser viajes de ida y vuelta para la violencia.

En estas últimas detenciones abundan los marroquíes, supuestamente pertenecientes al Grupo Islámico Combatiente Marroquí, vinculado con el 11-M. Pero el suicida enviado a Nasiriya era argelino, y en anteriores redadas han caído ciudadanos iraquíes, egipcios, bielorrusos, ghaneses, franceses y españoles. Hay que insistir en no bajar la guardia, pero también en no criminalizar, por extensión, a ninguna nacionalidad ni a la creciente comunidad islámica en España.

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