La división de la derecha chilena aumenta la ventaja de la socialista Bachelet
El empresario Piñera no logra unir al electorado conservador ante las elecciones del domingo
La derecha chilena no aguanta la recta final de las presidenciales del domingo y, a falta de los datos de la última encuesta previa a los comicios, que se conocerá hoy, políticos y analistas destacan que la división en la Alianza por Chile, que presenta la candidatura del empresario Sebastián Piñera, ha generado una fuerte baja en la intención de voto frente a la socialista Michelle Bachelet, candidata de la centroizquierdista Concertación. "Veo a la Alianza sin participación, con muy poca propaganda. Tiraron la toalla", apuntaba ayer el ex presidente Eduardo Frei.
En el seno de la Alianza ya han surgido las primeras críticas sobre los escasos recursos económicos dedicados a la segunda vuelta. "Igual que tras la primera vuelta se produjo un clima artificial de incertidumbre sin fundamento, ahora hay exitismo", advierte José Auth analista de Chile 21, un instituto fundado por Lagos antes de acceder a la presidencia del país. Para Auth, "salvo catástrofe de última hora", la ventaja en las urnas de Bachelet sobre Piñera rondará los seis puntos.
A cuatro días de las elecciones la distancia entre ambos candidatos se presenta prácticamente como insuperable para la derecha cuya estrategia de presentar la segunda vuelta como una elección entre dos personas se ha visto superada por la táctica del centroizquierda de plantear la elección entre dos proyectos políticos diferentes.
Además, mientras la Democracia Cristiana ha respaldado sin fisuras a Bachelet, Piñera se ha visto obligado a numerosas concesiones dialécticas para contentar a sus socios de Unión Democrática Independiente (UDI), el partido derechista del derrotado Joaquín Lavín. "Piñera ha tratado de resolver una ecuación imposible a base de equilibrios políticos", destaca Auth. No ha sido ése el caso de la diputada socialista que además -y al contrario de lo sucedido en la primera vuelta- se ha hecho mucho más visible que su rival tanto en la propaganda callejera como en los espacios de los medios de comunicación.
Y la televisión ha jugado un papel clave. Los analistas consultados destacan que durante el debate celebrado la pasada semana se produjo un momento fundamental cuando Sebastián Piñera tuvo que responder a la pregunta de qué le parecía el régimen de Augusto Pinochet (1973-1990). El empresario, un opositor a la dictadura militar pero necesitado de los votos de la derecha pos-pinochetista para mantener sus esperanzas de acceder a La Moneda, dijo que el Gobierno de Pinochet "no había sido bueno". Una respuesta que trató de agradar a todos pero no logró contentar a nadie.
Después del debate el ex comandante en jefe de la Armada y senador designado Jorge Martínez Busch le hizo saber a Piñera que con declaraciones como ésa se le hacía "muy difícil" conseguir votos para el candidato de la derecha. Además, los sondeos muestran que no ha habido trasvase de votos democristianos a la candidatura de Piñera y que el número de respuestas a favor de Bachelet aumentó considerablemente después del debate. "Hubo mucha gente que decidió marcharse de vacaciones tras el debate", subraya Marta Lagos directora de la encuestadora Market Opinion Research International (MORI).
Promesas electorales
"Pero no se trata sólo de la televisión. Hay que tener en cuenta también el alejamiento de la UDI de la candidatura de Piñera", advierte Lagos. Un alejamiento que se ha producido tanto en el fondo como en la forma. Mientras destacados dirigentes de la UDI han optado por marcharse de vacaciones en pleno verano austral dejando a Lavín como casi único apoyo -y cada vez con menos presencia- de su partido a Piñera, los diputados derechistas se han negado a echar una mano al empresario en la batalla legislativa desencadenada por el presidente Ricardo Lagos en los últimos días para poner a prueba la consistencia de las promesas electorales de Piñera y la solidez de la Alianza por Chile.
La jugada del veterano presidente, que goza de un 75% de aprobación, ha puesto en apuros a Piñera. A pesar de las reiteradas peticiones para que votaran a favor, en la madrugada de ayer, hora española, los diputados de la UDI enterraron con su abstención una reforma constitucional para reconocer a los indígenas como pueblo, una propuesta tomada de las promesas electorales del propio Piñera.
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