Dos pintores utilizan el metro como galería móvil para mostrar sus cuadros

"El metro es gris y la gente que va en él parece apagada, triste. Confíamos en que al menos cuando lleguen a casa se acuerden de que hoy [por ayer] han visto una cosa diferente", comenta Javier Luján, joven pintor argentino afincado desde hace un año en Barcelona. Junto al también pintor Massimo Damico, napolitano, ayer por la tarde se dirigieron al metro para exponer sus cuadros a lo largo de una hora en diferentes recorridos. Sin ánimo lucrativo. Lo hicieron, explican, sólo "para desconcertar, sorprender, para provocar".

Les acompañaron una decena de amigos que divertidos sostenían los cuadros de uno y de otro frente a los incrédulos, curiosos o indiferentes pasajeros. Mientras, Luján iba recitando poemas del escritor colombiano Raúl Gómez Jatín y Damico se lanzaba incluso a cantar alguna que otra napolitana. "Queremos traer energía a este sitio tan plano", indiba Damico, que presentaba unos óleos expresionistas que ofrecían la versión barroca de la angustia que también supuraban las imágenes digitalizadas que mostraba Luján. Una de las obras de este último, en la que aparecen unas cruces desoladas, suscitó la curiosidad de una pasajera. "¿Qué simbolizan?", preguntó. "El futuro", contestó él con una sonrisa que parecía desmentirlo.