Los inversores llegan tarde a los fondos
A pesar de la entrada de dinero en los últimos años, los rentabilidad de estos instrumentos financieros es baja
La entrada de dinero en los fondos de inversión ha crecido de forma constante durante los últimos años, pero los resultados no han tenido lustre. Los que invierten en ellos suelen ir a contrapelo. Cuando entran en fondos de renta variable (Bolsa) es, con frecuencia, al final del ciclo alcista, con lo que se han perdido casi todas las plusvalías. Cuando eligen la renta fija es, como norma, cuando menos interesa por las altas tasas de inflación.
Los crecimientos de los fondos de renta variable han sido de dos dígitos en todas las bolsas, salvo en EE UU, donde lo han hecho el 6,76%
Desde finales de 2002 hasta ahora, las principales Bolsas del mundo han recuperado la senda alcista perdida a raíz del estallido de la burbuja de los valores tecnológicos en marzo de 2000. Con mayor o menor intensidad, todos los índices superan rentabilidades medias anuales de dos dígitos desde entonces. El periodo anterior sorprendió a los inversores españoles, que habían llegado a la Bolsa a finales de los noventa, con un peso en fondos de renta variable del 20% (máximo histórico, pero una cantidad pequeña en relación a mercados como el americano o el británico). Es decir, entraron en Bolsa justo cuando el mercado empezaba a renquear, hasta caer en barrena desde la primavera de 2000.
Este primer varapalo hizo que a partir de 2001, la aversión al riesgo y la escasa rentabilidad de los activos más seguros (FIAMM y fondos de Renta Fija) fueran las variables decisivas a la hora de tomar decisiones de inversión. En los cuatro últimos años, las entidades financieras se han dedicado a comercializar tres tipos de fondos: garantizados de renta variable (18.000 millones de euros); renta fija a corto plazo (16.400 millones de euros) y fondos globales, en los que se incluye los llamados fondos de gestión alternativa (13.800 millones de euros).
Su rentabilidad, en los dos primeros casos, ha batido los tipos a corto plazo, pero no los índices bursátiles. Así, los garantizados han tenido una rentabilidad media anual del 3,61% y los globales del 4,15%. Sin embargo, los fondos de renta fija a corto tan solo han obtenido una rentabilidad media del 1,67%.
La Bolsa española, favorita
En contraste, aunque las suscripciones netas a fondos de renta variable han sido positivas, las cantidades dedicadas a las distintas categorías han sido muy inferiores a las anteriores. Las categorías favoritas de los partícipes han sido Bolsa española (+2.090 millones de euros) y Bolsa europea, que incluye países de la zona euro y del resto del continente (+1.600 millones de euros). La única categoría que ha tenido reembolsos netos ha sido la Bolsa euro (-78 millones).
Sin embargo, las rentabilidades medias anuales de estas categorías han sido, salvo en el caso de la Bolsa estadounidense (6,76%), de dos dígitos. Así, la renta variable emergente ha crecido un 31,95%; la española, el 22,67%, la japonesa, el 16%, la de la zona euro, el Renta variable euro, el 14,5%...
"El partícipe ha suscrito, con frecuencia, lo que las entidades le han ofrecido, es decir, categorías de fondos con garantía, garantizados o renta fija con escasa duración (muy segura), o sucedáneos de gestión alternativa en forma de monetarios dinámicos (euribor + diferencial). Dado que antes de 2000 compraron fondos de Bolsa a mansalva, se da el hecho cierto de que perdieron mucho entonces con la caída del mercado y que apenas se han beneficiado ahora de la subida del mismo. Es decir, han sido testigos de la caída, pero se han perdido gran parte de la subida", dice Enrique Borrajeros, socio director de Abante y Miembro del Comité de EFPA España.
"Asesorar no es adivinar, es ayudar a invertir con criterio y sensatez, y la clave del éxito de toda inversión a medio y largo plazo es la correcta distribución del ahorro entre los distintos activos, letras, bonos y acciones. Los datos, sin embargo, llevan a pensar, que se mueve mucho y a destiempo al partícipe", añade Borrajeros.
"La Bolsa se ha recuperado y las rentabilidades de dos dígitos que algunos vaticinaron que nunca volverían a verse en renta variable son reales y se han conseguido, pero el partícipe ha estado fuera, en garantizados, globales y renta fija a corto plazo", concluye este experto.
Francisco Tulla, hasta hace unas semanas operador de Bolsa en el parqué madrileño, señala que "la eficiencia de los fondos se manifiesta cuando éstos son capaces de adelantarse al ciclo alcista, sea cual fuere el activo negociado. Son poco rentables cuando entran en pleno ciclo, porque los gestores son, como norma, muy prudentes y lentos a la hora de decidir". "Por eso, a nuestros clientes les aconsejamos Bolsa o renta fija pura y dura sin tener que enredarse en el circuito de los fondos", concluye.
"Hay ahorradores, no obstante, que no pueden seguir el curso diario de los acontecimientos. En ese caso, los fondos de inversión son una herramienta eficaz siempre que las proyecciones sean a muy largo plazo. Lo mismo sucede con las posiciones sobre mercados que desconocemos. Si nos gusta, por ejemplo, el mercado estadounidense para el año que viene y desconocemos las empresas con mejor potencial, lo lógico es que compremos fondos con experiencia en Wall Street y que no demos palos de ciego con la compra-venta de valores", concluye Tulla.
Para el analista Miguel Fernández, "la escasa rentabilidad que, en promedios históricos, ofrecen los fondos de inversión respecto a los activos que los soportan tiene que ver mucho con la propia comercialización de estos productos. Es ahora cuando muchos bancos, cajas de ahorros, sociedades de Bolsa y otros intermediarios ofrecen a sus clientes fondos de materias primas referenciados al petróleo, oro y metales, precisamente, cuando estos activos han alcanzado valoraciones históricas. Lo deseable es que las recomendaciones se hubieran hecho en el inicio del alza y no ahora que los precios están en máximos, con lo que ya han agotado parte de su recorrido".
"Este fenómeno entronca con la propia idiosincrasia de una industria, la de la comercialización y gestión de fondos de inversión, que, con frecuencia, evoluciona de manera global, es decir, unos gestores siguen los pasos de otros. Sólo las pocas gestoras que se han especializado en valores de capitalización media y pequeña, es decir, que no siguen los criterios de la mayor parte de las gestoras, han logrado rendimientos promedio muy superiores a los de los principales índices bursátiles", concluye Fernández.
Lucía Martínez, que acude de manera esporádica a la Bolsa de Madrid, señala que "los fondos de inversión son el mejor instrumento para seguir de cerca los avatares de los mercados y poder beneficiarse de las alzas cuando el inversor tiene otras ocupaciones o sentimientos respecto a los plazos de inversión. Para un inversor que sólo piensa en el corto plazo, éstos como otros instrumentos no son aconsejables, porque son lentos a la hora de decidir. Lo mejor es que ese inversor vaya por libre. Ahora bien, para personas como yo, con otras ocupaciones y otras inquietudes bursátiles a más largo plazo, la opción más adecuada es la de los fondos de inversión, aunque los rendimientos sean siempre inferiores".
"La nueva legislación sobre traspaso de fondos y de cambio de gestoras sin prima fiscal es muy favorable, aunque mi impresión es que muy pocos suscriptores se han empleado a fondo y han sacado todo el provecho a este fenómeno", concluye.
Más de lo mismo en fondos inmobiliarios
Los fondos inmobiliarios no han estado a la altura del crecimiento por el sector desde el año 2000. Éstos se han convertido en el mejor exponente del divorcio existente entre la subida de los activos en que invierten los fondos y la subida de estos fondos.
Según los últimos datos de Inverco (noviembre) la rentabilidad media ponderada del último año de los fondos inmobiliarios ha sido del 5%, apenas tres décimas más de la obtenida por los fondos de inversión mobiliarios. Bancos, cajas de ahorro y demás intermediarios financieros dicen a sus clientes que los fondos inmobiliarios son una forma indirecta de invertir en ladrillos, porque suponen la toma de participaciones en fondos que destinan buena parte de su capital a la inversión en activos inmobiliarios.
Frente al resto de los fondos de inversión, los inmobiliarios cuentan con dos obstáculos importantes como son las limitaciones en términos de liquidez (no es lo mismo vender acciones en Bolsa que un piso o inmueble) y las de necesitar una suscripción mínima más alta que los tradicionales.
Con todo, los fondos inmobiliarios mantienen un crecimiento patrimonial en el periodo del 45%, hasta los 6.354 millones de euros, aunque sus gestores prevén que este año los flujos sean más moderados por el enfriamiento del sector. La rentabilidades rondarán el 5%. "El fuerte crecimiento patrimonial, es decir, la importante entrada de dinero en estos fondos obedece a la propaganda alcista del sector y certifica la tesis de fondo de que los inversores siempre llegan tarde a los mercados. Ahora que los precios de los inmuebles son considerados a niveles de burbuja es cuando más dinero entra a través de los fondos inmobiliarios, cuando lo lógico sería todo lo contrario", dice Francisco Tulla, ex operador de la Bolsa de Madrid.
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