Entre la crisis y la inseguridad

El asalto al chalé de un industrial en la localidad valenciana de Canals (14.800 vecinos), que se saldó con dos atracadores muertos a manos del dueño de la casa, ha disparado la alarma social en el pueblo. Los vecinos suman a la preocupación por las incógnitas que cuatro días después rodean el atraco, un estado de depresión colectiva derivado de la crisis económica que atenaza a la población.

Canals, locomotora industrial de la comarca hasta mediados de los años 90, ha visto cómo su peso económico en el entorno se ha diluido. Las tres industrias más destacadas, dos peleteras y la fábrica Ferry's, han entrado en crisis. El adverso panorama económico se completa este año con una ruinosa campaña citrícola.

La juez interrogará mañana al dueño de la casa que mató a tiros a dos atracadores

El índice de paro ronda el 10%, y la mayoría de los vecinos se han visto forzados a buscar trabajo en poblaciones de la zona. El cuadro socioeconómico de Canals se completa con la estadística de la colonia extranjera: la localidad cuenta con 1.500 inmigrantes censados, de los cuales el 60% son búlgaros.

Algunos vecinos comprenden la reacción de defensa de Francisco Ramírez y reclaman más efectivos policiales.

Los clientes del Gran Casino de Canals disfrutaban ayer de una lúdica jornada con el atraco al chalé de los herederos del patriarca del grupo textil Ferry's en el epicentro de sus comentarios. "La situación es insostenible. Nos sentimos indefensos. No podemos ni salir a la calle", afirmó Manuel Colomer, presidente de la entidad.

"Si van contra él [el dueño del chalé], nos echaremos a la calle", añadió. Sentados en una mesa del local, charlaban otros tres vecinos, entre ellos Pepe y Batiste. "Aunque ya tengo muchos años, estoy pensando ir al cuartel de la Guardia Civil a pedir un permiso y colgarme una pistola en la cintura para defenderme", comentó Batiste.

El alcalde, el independiente Pascual Durá, asume las quejas de sus convecinos. El primer edil se mostró dispuesto a encabezar una manifestación en demanda de medidas para frenar la creciente inseguridad. Durá, que alegó no disponer de estadísticas oficiales a mano, habló de innumerables robos y de al menos cinco asaltos a chalés en los dos últimos meses. "En algunos casos, los asaltantes no buscaban dinero, sino simplemente víveres", puntualizó.

Durá reclama más efectivos policiales. A su juicio, los 18 agentes de la Guardia Civil son insuficientes, "máxime cuando tienen que atender a las poblaciones contiguas, en total 30.000 vecinos". La versión del primer edil sobre el índice de delincuencia contrasta con la esgrimida por la subdelegación del Gobierno en Valencia, que únicamente incluye un robo a casa habitada en la localidad durante todo el año pasado.

Y mientras, las dudas en torno al asalto persisten: los dos atracadores muertos no han sido identificados, ni los seis restantes que huyeron, arrestados. La investigación tampoco se explica cómo Ramírez pudo hacerse con su pistola, máxime cuando los agentes resaltan el carácter "profesional" de la banda. Ni por qué los asaltantes, también armados -según la versión de los cuatro testigos del asalto- no repelieron la agresión con sus pistolas, sino con arma blanca.

La cuarta incógnita gira en torno al botín. En este punto la investigación sostiene que se trata de un asalto planificado ante la expectativa de un "concreto y valioso" botín, igualmente desconocido.

La investigación judicial, a la espera de diligencias policiales concluyentes, apenas ha comenzado. La titular del Juzgado número 2 de Xàtiva, ha aplazado hasta el lunes la toma de declaración de Francisco Ramírez, en calidad de imputado, como presunto autor de los disparos que acabaron con la vida de los dos atracadores. También declarará su esposa, el guardés de la finca y un hijo de éste.