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Reportaje:

La historia de las vírgenes prudentes

Jesús Cotta relata en una novela las peripecias vividas en un burdel y un convento andaluces en la Guerra Civil

La Guerra Civil acarreó entre 1936 y 1939 el exterminio mutuo de miles de españoles. La invasión napoleónica -con sus feroces combates entre colaboracionistas y patriotas- y las guerras carlistas trazaron los primeros vericuetos de un camino que acabó en una orgía de sangre. La Guerra Civil no sólo trajo el infierno a la piel de toro, sino que también es un recurrente asunto literario. Algunas de las grandes novelas españolas del siglo XX tienen su base en la contienda. Barea, Aub, Foxá o Iturralde crearon personajes inolvidables al calor de las llamas de una hoguera de envidias e injusticias milenarias, bajo el fragor de una explosión de pólvora y vísceras.

Las vírgenes prudentes, una nueva novela sobre la Guerra Civil, llega a las librerías. La editorial sevillana Mono Azul acaba de publicar esta novela, que se adentra en la relación entre un grupo de monjas y un burdel de prostitutas en la Guerra Civil. Las vírgenes prudentes parte de una referencia bíblica y una cita del escritor nicaragüense Ernesto Cardenal que reza así: "El aceite de las lámparas de las vírgenes prudentes es la libido".

Se trata de la primera novela de Jesús Cotta (Cártama, Málaga, 1967). Cotta, que estudió Filología Clásica, imparte clases en un instituto de Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Es también autor de Topicario. Y arpones contra el pensamiento simple.

La novela retrata la Guerra Civil desde un prisma novedoso. En un pueblo imaginario de una provincia andaluza, Valdetodos, un edificio alberga a la vez convento y burdel. Prostitutas y monjas se convierten en sanadoras y en la mentalidad lúcida de hombres ineptos y un poco aniñados que se parten el pecho en la contienda fratricida. La novela se desarrolla a través de una estructura delineada por los 12 meses de 1936.

Cotta ha ensayado un relato coral que plantea una nueva lectura de aquellos acontecimientos. Con un estilo desprejuiciado, en el que brillan ramalazos de humor, el lector asiste a una visión sorprendente, amena y jocosa de la contienda. "Vivimos en el espejismo de que los dos bandos siguen vivos. Pero, en realidad, ni los partidos ni el Ejército ni los sindicatos ni la Iglesia ni la sociedad de antes son los mismos que los de ahora", afirma Cotta.

"No tiene sentido que sigamos reduciendo la complejidad imprevisible de las personas a su mera opinión política, que además, en lo que respecta a la Guerra Civil estaba más dictada por las urgencias del momento que por propias y meditadas convicciones personales", comenta el autor de Las vírgenes prudentes.

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"A mí lo que me interesa es el tema central de la novela: los vaivenes, peligros, y pruebas que el amor y la amistad tienen que soportar debido a la guerra, cuando se derrumban todas las certezas, y también, la colaboración mutua que se prestaron un convento de monjas y un prostíbulo contiguo durante el conflicto", remacha Cotta.

Además de esta aportación a la nutrida narrativa sobre la Guerra Civil, Mono Azul ha publicado otra novela. Habanecer, de Luis Manuel García, bucea en el fascinante universo de la capital caribeña. Luis Manuel García nació en La Habana en los años cincuenta. Desde los noventa vive en España. Actualmente es jefe de redacción de la revista Encuentro de la Cultura Cubana.

Habanecer muestra en 448 páginas la ciudad de La Habana durante un día. Por la novela desfilan jineteras, balseros, bancos que pronuncian monólogos sobre su inmovilidad y niños que están a punto de nacer del vientre de sus madres.

El escritor Antonio Muñoz Molina ha dicho de esta novela: "En Habanecer, Luis Manuel García quiere cumplir de nuevo un antiguo sueño de la novela: comprimir el mundo en el espacio de una ciudad, en la duración de un día, en las páginas de un libro donde La Habana se convierte de nuevo en una de las capitales de la imaginación".

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