"Bin Laden y Al Zarqaui nunca han simpatizado"
En 1997 los servicios secretos franceses encargaron a Jean-Charles Brisard un informe sobre la financiación de la galaxia terrorista Al Qaeda. Tras los atentados contra Washington y Nueva York del 11 de septiembre de 2001, ese informe fue ofrecido por el presidente Jacques Chirac a George W. Bush. Brisard, de 37 años, fue invitado por la representación política estadounidense para que les explicase todo lo que sabía sobre Bin Laden. Desde hace tres años colabora como especialista con los abogados de los miles de familiares de los atentados del 11-S. Su último libro es Al Zarqaui, el nuevo rostro de Al Qaeda.
Pregunta. ¿Qué diferencia hay entre Al Qaeda dirigida por Bin Laden o por Al Zarqaui?
"Hoy Bin Laden no está en situación de dirigir Al Qaeda, de dirigir una red terrorista, de controlar a miles de hombres e insuflarles una ideología"
"En Francia no sabemos qué hacer con el fenómeno islamista, dudamos entre la represión y la voluntad de integración"
Respuesta. Entre los dos personajes hay una diferencia de origen social que ha hecho que nunca hayan simpatizado. Al Zarqaui no es alguien especialmente inteligente, preparado, con carisma y una estrategia. Es un tipo extremadamente violento y simplista, que se impuso a puñetazos en las calles de Zarka, su ciudad natal, que ha llegado tarde o ha renunciado a todos los combates yihadistas -en Afganistán, en Bosnia o en Chechenia- pero al que la guerra en Irak ha transformado en líder y símbolo. Es el primer árabe que asesina a otros árabes, que criminaliza a los árabes moderados. Hoy Bin Laden no está en situación de dirigir Al Qaeda, de dirigir una red terrorista, de controlar miles de hombres e insuflarles una ideología. Es una referencia, pero una referencia que se utiliza. Al Qaeda ahora son 100 o 200 grupos autónomos que reivindican la lucha contra Occidente. Y Al Zarqaui, por el mero hecho de estar en Irak, dispone de armas y hombres. Los franceses que han sido detenidos cuando intentaban viajar hacia Irak querían sumarse al ejército de Al Zarqaui. Para ellos, que no tenían ni una especial formación religiosa ni habían pasado por campos de entrenamiento, que no frecuentaban la mezquita, Al Zarqaui es un líder político, simboliza la lucha contra EE UU que, con su política desastrosa, han propiciado el auge del terrorismo.
P. Las recientes detenciones, en París y alrededores, de 25 presuntos islamistas ¿pueden relacionarse con Al Zarqaui?
R. Es pronto para hablar de ello, pero en Francia, por razones obvias, el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), de origen argelino, puede encontrar un cierto eco. Y el GSPC está en contacto con Al Zarqaui, al que considera un jefe natural. Y éste se reivindica salafista, es decir, seguidor del Islam más puro, que invita a una lectura literal del Corán, propone el retorno al califato y a la guerra santa.
P. Esas detenciones se relacionan con la financiación del terrorismo...
R. En los suburbios de París dicen que coinciden integristas y delincuentes comunes. Hasta ahora las principales, aunque no únicas, fuentes de financiación de Al Qaeda eran las donaciones de las grandes familias del Golfo. En ciertos casos esas donaciones eran directas y voluntarias, es decir, de buen grado y sabiendo para qué iba a servir el dinero, pero en otros casos el dinero iba a parar a esa miríada de asociaciones no gubernamentales de inspiración islámica, a veces infiltradas por Al Qaeda, en otras oportunidades directamente creadas por los terroristas para servir de tapadera. El juez Garzón, en su espléndida investigación, ha probado que en España, a través de sociedades inmobiliarias y constructoras, los terroristas lograban infiltrar hombres y hacer circular dinero. Eran tapaderas que servían para obtener permisos de trabajo y residencia, tras las cuales se ocultaba una actividad terrorista.
P. La explosión de violencia en los suburbios de Francia...
R. Sí, ya sé que se ha dicho que podían tener una lectura étnico-religiosa. Sinceramente, lo que me parece desastroso es que se acepte que una organización religiosa lance una fetua reclamando el retorno a la paz social, y que esa irrupción de lo religioso y comunitario, en plena República, sea aprobada por varios partidos políticos. En Francia no sabemos qué hacer con el fenómeno islamista, dudamos entre la represión y la voluntad de integración. Y no hay que olvidar que los Hermanos Musulmanes han hecho de la infiltración una estrategia...
P. ¿Existe una coordinación antiterrorista europea?
R. Sobre el papel sí, pero en la práctica la coordinación no funciona. Tras los atentados de Madrid hubo una serie de reuniones, pero no por ello se ha logrado que se comparta información operativa regular de forma fluida entre los distintos países. La lucha contra el terrorismo islámico sigue estando concebida en el marco nacional, como una competencia del Estado, pero el frente es transnacional. En Madrid, el 90% de los autores de los atentados era gente conocida por los distintos servicios de información. Entre los grandes países, con larga tradición de servicios de información internacional, la colaboración es mejor, pero el problema es que EE UU, sobre todo cuando habla con un país pequeño, lo quiere todo, pero no ofrece nada a cambio. Y ese intercambio desigual es insostenible.
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