El amigo turbio
La nueva novela de Luis Daniel Izpizua nos sitúa frente a la cara oculta de una ciudad, en este caso San Sebastián, pero podría ser otra. "Cabe que en esta apacible apariencia urbana se cobije también el horror, un horror localizado, quizá adormecido, aunque siempre rabioso por mostrar su faz". El lado oscuro de la ciudad, "turbio" se denomina en el texto, circunscribe el tema que desarrolla la novela por medio de la peripecia vital y la introspección de Bert, cuyo padre le abandonó hace tiempo. Bert, de Bertoldo, hijo de Alberto y hermano de Humberto: una raíz y tres personas, en juego de apariencias dispuesto por el autor.
La ciudad es el escenario del conflicto del individuo con la sociedad en la modernidad. En la novela el conflicto es doble: por un lado, se define esa trama oscura de la ciudad, y por otro, se presenta el del protagonista en la búsqueda de la figura paterna.
Las obras de Izpizua son novelas psicológicas, incluso ésta que viene disfrazada de thriller, en que el pensamiento del personaje central se subraya mediante la reducción del tiempo, apenas esbozado, la poca atención concedida a la descripción del espacio e incluso a la trama argumental, siempre bajo la importancia que el autor concede a la creación de un mundo interior. El lector tiene la sospecha de que el argumento es una excusa para desarrollar una personalidad, y por ello, el final puede parecer extraño por su connotación sentimental.
El autor es fiel a un estilo que aparece en el matiz de los pensamientos, sin demasiadas concesiones a las voces distintas de los personajes. Por eso, cuando aquí se utiliza un registro bajo, en los tacos, llama la atención su tono forzado.
Luis Daniel Izpizua: El hombre de Burdeos. Hiria, San Sebastián. 350 páginas, 19.50 euros.
