Para desentrañar el misterio de Mozart
Varios libros ayudan a acercarse y comprender la riquísima figura del genio
El niño que ve La flauta mágica comprende perfectamente ese mundo de fantasía, de lucha del bien contra el mal, aunque una cosa parezca la otra. Aprende y quiere adentrarse en todas las pruebas de iniciación a las que los sacerdotes de Sarastro someten a Pamina y Tamino; participa de la jovialidad sanchopancista de Papageno, y tiembla ante las malas artes de La Reina de la Noche. La cosa se complica a medida que el niño crece. Cuando es adulto todo cambia, nada es lo que parece en La flauta mágica, y esa búsqueda del idealismo, esa batalla de la luz contra las tinieblas inquieta y confunde hasta convertirse en un misterio interminable. Como lo es su autor, Wolfgang Amadeus Mozart, ese genio de pozo sin fondo que vivió durante 35 años y nos enseñó a rebuscar y a ensanchar el territorio de las emociones con su música fieramente humana.
Para acercarse a Mozart es necesario componer un puzzle de lecturas
Comienzan mañana los fastos del 250º aniversario de su nacimiento en Salzburgo (Austria), el 27 de enero de 1756, con el Concierto de Año Nuevo, este año dedicado al compositor. Aunque la música y la figura de Mozart están permanentemente presentes en las programaciones de todo el mundo, con propuestas que van desde la vanguardia al puro e inamovible clasicismo, este año se multiplicará su nombre en los programas con versiones de una obra tan vigente y moderna que asombra.
Pero si Mozart, sobre todo entra por el oído, también conviene aprovechar el año para ahondar y tratar de descifrar el misterio de su genio con algunas lecturas. Las biografías y ensayos sobre el autor son tan variados en los enfoques que no se puede hablar de ninguna referencia absoluta y contundente, como ocurre en el caso de otros compositores, sino que, para acercarse a Mozart, es necesario componer un puzle de lecturas que nos proporcionen pistas para entender lo mejor posible la envergadura de su huella, clave en la creación y la cultura occidental.
Se puede caminar por el mundo mozartiano de muchas maneras. Pero conviene empezar por propuestas tan deliciosas como Vida de Mozart (Clásica biografías), escrita por Stendhal con un estilo sencillísimo y que es probablemente el primer retrato que se escribió sobre el músico desde una perspectiva romántica. Además, el libro supuso su consagración dentro del Olimpo de los dioses, bendecido por un gran autor.
No es el único escritor que se ha sentido atraído por la figura de Mozart. En el siglo XXI sigue vigente el enigma que el francés Philippe Sollers explora en Misterioso Mozart (Trayectos), uno de los ensayos sobre el músico que demuestran la plena vigencia moderna del autor, a quien somete a un diálogo muy sugerente con la modernidad. La versión de Sollers es muy sociológica, una perspectiva que eligió también en su día Norbert Elias en Mozart. Sociología de un genio (Península. Ediciones de Bolsillo), que demuestra cómo un genio puede crecer y multiplicarse en un ambiente adverso.
Pero la aproximación más estimulante y espectacular hecha por un escritor a la figura del músico en la historia reciente ha sido la de Wolfgang Hildesheimer (1916- 1991), que con su ensayo Mozart, escrito más dentro de ese aliento literario que desde la aproximación biográfica, logró una de las más ricas y apasionantes visiones sobre el músico que se han escrito jamás. Hildesheimer, que reconoce la maestría de Alfred Einstein, familiar del físico, como el mayor biógrafo del músico, propone en su libro retos constantes a las verdades establecidas -que van desde la puesta en duda de su propio nombre sin explicarse de dónde ha salido el Amadeus- y reinterpretaciones llenas de enjundia para una obra que apareció en Alemania en 1977 y que ha sido recientemente reeditada ahora en España por Destino.
La biografía Mozart (Mondadori), de Peter Gay, se adentra en el genio desde una visión muy psicológica. Escueta, muy directa, pero densa y rica en sus propuestas, la obra de Gay es una de las más recomendables sobre todo por la hondura que consigue en el análisis de la relación del músico con su padre, Leopold, en la que se vislumbra una variación constante de amor-odio que duraría hasta el día de su muerte.
Los aspectos contradictorios, de niño grande capaz de ahondar con toda la profundidad en sentimientos que conmueven a los más viejos, la enorme dimensión humana de Mozart también está en otro de los libros recientes más ricos sobre el músico, Autorretrato de Mozart (El Acantilado), escrito por el músico y profesor P. A. Balcells. Pero también en una rareza como De Mozart en Beethoven (Ediciones Ardora), del cineasta Erich Rohmer, que analiza la relación de ambos músicos desde una perspectiva de la creación y de la interrelación con otras artes como el cine, la pintura, la literatura.
Para uso más práctico y espíritus que busquen aproximaciones críticas a la obra, es fundamental el trabajo de Arturo Reverter Mozart, publicado dentro de la colección de guías Scherzo y Península, con su discografía recomendada y su obra completa comentada. Una gran herramienta para no perderse en el tumulto de grabaciones que existen del músico.
EL PAÍS: 30 libro-discos
La magnitud de una obra tan rica da para mucho, así que EL PAÍS rendirá su particular homenaje a Mozart con una nueva colección que reunirá 30 libro-discos en los que se demuestra la apabullante variedad de géneros y propuestas que tuvo tiempo de hacer el músico en su corta vida. Los suyos fueron 35 años muy intensos, los que van desde su nacimiento en Salzburgo en 1756 a su muerte en Viena, allá por 1791, con una vida volcada de manera obsesiva en la interpretación y en la composición, que comenzó a abordar de niño con piezas para cámara, orquesta e instrumentos como el piano, además de en campos como la ópera.
Los 30 libro-discos -que se venderán a 2,95 euros los lunes, martes y miércoles de cada semana y que se lanzan a partir del domingo 8 de enero- incluyen grandes óperas, como Las bodas de Fígaro, Don Giovanni, Così fan tutte y La flauta mágica; obras corales y orquestales fundamentales como el Réquiem, que no pudo acabar, o sinfonías y conciertos para diversos instrumentos, desde el piano a la trompa... También se incluyen piezas para instrumentos solistas, como parte de su fundamental obra para piano, además de obras de cámara, serenatas o selecciones de grandes cantantes mozartianos, entre otras propuestas.
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