Gas y navajas en San Petersburgo
Una bomba fétida colocada por mafiosos desata el pánico al terrorismo
El San Petersburgo de los bandidos es el título de una teleserie. Muestra que quienes aseveran que la antigua sede del zar se ha convertido en la "capital delictiva de Rusia" no están errados. Las mafias que dan techo -es decir, esa protección de bandoleros que en realidad es extorsión- son sus personajes principales. Pero también en la realidad el delito reina en esa hermosa ciudad a orillas del Neva. El pasado fin de semana un estudiante negro fue asesinado, y ayer más de 60 personas tuvieron que ser hospitalizadas por intoxicación después de un ataque con gas contra un establecimiento comercial.
A eso de las 11.30 del lunes, en la tienda ubicada en la avenida de Moscú, 131, de San Petersburgo, perteneciente a la cadena Maxidón, estalló una bomba con gas cuando uno de los empleados pisó por casualidad el artefacto. La mayoría de los intoxicados eran empleados de la tienda, que vende artículos para reparaciones del hogar.
La sustancia liberada por el artefacto obligó a hospitalizar por intoxicación a más de 60 personas
El pánico cundió en un primer momento en la tienda, y a los pocos minutos, cuando las agencias divulgaron la noticia, el fantasma del terrorismo recorrió toda Rusia al temerse que se tratara de un gas mortífero como el utilizado en Japón hace 10 años por la secta religiosa Aun Shimrikyo en el metro de Tokio. Por fortuna, el gas empleado resultó ser esta vez de menos gravedad.
Inmediatamente después del incidente, las otras tiendas de la cadena fueron inspeccionadas. En dos de ellas se encontraron sendos artefactos de los que sobresalían cables. Resultaron ser bombas caseras que contenían ampollas con gas. Un mecanismo de relojería debía romperlas a una hora determinada para que el gas se esparciera por los locales.
Después de realizar los análisis correspondientes, los peritos determinaron que el gas usado en las bombas era el mercaptán, que, por su mal olor, se usa en muchos países para agregar al gas natural, que es inodoro, con el fin de que la gente se dé cuenta cuando se producen fugas y tome medidas para evitar explosiones.
El hecho de que los blancos del ataque fueran tiendas de una misma cadena indica que lo más probable es que el incidente haya sido obra de las mafias. Maxidón es una cadena que hace poco entró en el mercado local y es posible que se negara a tener techo, es decir, a pagar a las mafias. Y éstas pueden haber decidido hacerle una "pequeña advertencia".
Sea como fuere, el Ministerio del Interior ha descartado completamente que los ataques con gas contra la cadena Maxidón fueran obra de terroristas, y la fiscalía ha abierto una causa criminal por "gamberrismo". De las decenas de personas afectadas por el gas, sólo tres permanecían hospitalizadas a última hora de ayer, y la vida de ninguna de ellas corre peligro.
Pero no sólo las mafias se muestran activas en San Petersburgo. En los últimos tiempos, los ultranacionalistas -principalmente los llamados cabezas rapadas- se han convertido en el terror de los extranjeros y ciudadanos rusos de aspecto no eslavo. La última víctima mortal de las bandas fascistas es un estudiante de Camerún asesinado el sábado pasado.
Kanhem Leon, de 28 años, estudiante de raza negra y un amigo de Namibia fueron atacados la Nochebuena por un grupo de jóvenes en la calle de la Infantería de Marina. Todos iban vestidos con cazadoras y gorros de color negro y armados con navajas y botellas. Leon fue asesinado de un certero golpe de cuchillo en el cuello, en la carótida. El estudiante de Namibia logró huir. Aproximadamente a la misma hora y a 300 metros del lugar donde fue asesinado Leon, un estudiante de Kenia fue atacado y tuvo que ser hospitalizado con heridas de arma blanca en la cintura y en las nalgas.
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