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Reportaje:

El 'Gran Hermano' cubano

Castro colocará GPS en coches estatales para vigilar que ahorren gasolina

"No estamos en 1984, sino en los finales de 2005, pero es igual: el Gran Hermano te vigila. Al menos en Cuba"; éste era el comentario, medio en serio medio en broma, de un profesor universitario de La Habana después de escuchar en televisión la última intervención de Fidel Castro en el Parlamento. El presidente cubano acababa de anunciar una iniciativa insólita para "luchar" contra el despilfarro y el robo de combustible al Estado: instalar en cada camión y cada tractor estatal que circula en la isla un localizador de Sistema de Posicionamiento Global (GPS) para controlar los movimientos de cada chófer y evitar que se salga de su ruta o se lleve el vehículo "a dormir" a casa.

Castro hablaba en el Parlamento sobre la actual campaña que se libra en la isla contra la corrupción y el robo. Se refirió al experimento efectuado en las 2.000 gasolineras del país, que desde hace algo más de un mes están bajo control de 11.000 jóvenes trabajadores sociales.

El sistema controlará que el chófer no se salga de la ruta o se lleve el coche a casa

Por orden suya, estos adolescentes, formados como un contingente de choque de la revolución, se hicieron cargo no sólo de las operaciones de venta de combustible en los servicentros, sino también de la supervisión de las refinerías y de las labores de distribución en los camiones cisterna, para comprobar si robaban los trabajadores de este sector.

Los resultados no han podido ser más reveladores: desde que los trabajadores sociales están en las gasolineras, en Santiago de Cuba se recaudan casi seis veces más dólares que antes; tres veces más en Las Tunas y Villa Clara; y el doble de dinero en las 250 gasolineras de la capital. En total, cientos de millones de dólares "ahorrados". Según Castro, sólo en lo que se refiere al capítulo de la energía, el país puede reflotar 1.000 millones de dólares con la adopción de medidas contra el robo y el despilfarro.

Para demostrarlo con ejemplos prácticos, el mandatario requirió la ayuda de uno de sus colaboradores, el miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas Enrique Gómez, que dirige a los trabajadores sociales y que relató ante más de 500 diputados cómo con los GPS instalados en varios vehículos del Estado a modo de prueba se ha calculado que el 20% del combustible es empleado en desplazamientos ajenos a las tareas encomendadas. Incluido ir a ver a la novia o visitar a la familia.

Gómez llegó al detalle de contar que, gracias al localizador instalado en un tractor, se averiguó que su conductor daba la vuelta en el sembrado antes de llegar al final del surco. También se supo de cuántos stops se saltó el chófer de una guagua, y hasta se descubrió que un barco pesquero -en el que se instaló también un GPS para el experimento- capturaba peces en una zona fuera de su demarcación para venderlos luego de estraperlo en la Isla de la Juventud.

Castro fue tajante: todo este relajito se va a acabar. Preguntó precios de los GPS: ¿Cuánto costaría instalar 30.000, 40.000, 50.000 de estos aparatos? El líder revolucionario sacó cuentas; dijo que, aunque fuese caro, saldría barato, y hasta calculó con cuántas toneladas de níquel se podría financiar esta operación de control del parque móvil estatal cubano.

Pero la campaña de control y ahorro energético no se circunscribe sólo al combustible y al transporte. El presidente cubano informó que ya se han distribuido varios millones de "bombillos ahorradores" entre la población. Desde hace semanas, miles de trabajadores sociales van de casa en casa cambiándolas sin costo alguno por las viejas, de tipo incandescente. Y los planes para sacar de la circulación los refrigeradores y equipos electrodomésticos más consumidores avanzan a buen paso.

Fidel Castro, durante una sesión en el Parlamento cubano.
Fidel Castro, durante una sesión en el Parlamento cubano.REUTERS

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